La primera novela de la autora, Maldito síndrome de Estocolmo, se basa en la historia de amor entre sus dos protagonistas: Luna y Eric y en todo lo que pueden llegar a experimentar juntos. Al inicio existe cierta hostilidad de parte de Luna hacia Eric, pero con el pasar del tiempo, el trabajar juntos consigue que la cercanía, descubra detalles de ambos hasta finalmente poder ver realmente el uno al otro.

Luna es una mujer inteligente, trabajadores y con ganas de superarse en la vida. A su vez, es capaz de poder disfrutar de su gran amigo, pero también le encanta la soledad en su casa disfrutando de una buena lectura. Aunque la novela se centra en Luna y Eric, los personajes secundarios están bien construidos y definidos. Algunos de ellos aparecen en pocas escenas, mientras que otros si son más partícipes en la historia y algunos podrán ayudar a Luna cuando más lo necesite.

El centro de la novela se basa en el choque que existe entre Luna y Eric. Ella tiene la costumbre de no callar nada, mientras que él es completamente diferente. En cada encuentro tanto en lo personal como en el ámbito laboral, se convierte en una situación un tanto extremista. Un toma y dame constante que se basa en la evidente atracción sexual que existe en ambos y que será motivo para la confusión  y enredo hasta que llegues al desenlace del libro.

Una novela que plasma una óptica de las relaciones sociales en el ámbito laboral y personal. Romántica sin dejar de ser divertida, una historia más que real con la que se puede identificar cualquier persona que se atreva a leerla. Es cierto que el argumento del libro no es novedoso, pero el relato directo le convierte en una lectura ágil y amena, dirigido a los aficionados de las historias románticas, acotando que también nos aporta una visión del submundo empresarial.

« ¿Quién eres realmente, Eric Grau, y qué ocultas bajo esa piel tan fría?»
Ana empieza a trabajar en Laboratorios Grau, una multinacional farmacéutica. Su jefe, Eric Grau, un hombre alto y atractivo al que todo el mundo llama Iceman, tiene fama de ser arrogante y despiadado, además de un auténtico depredador sexual. Al principio, la relación entre ambos es muy tensa, pero, poco a poco, la joven descubrirá que su implacable jefe no es el hombre de hielo que todos creen.
¿Podrá Ana resistirse al síndrome de Estocolmo que Eric despierta en ella?