Hay pocas cosas que nos gusten más a las personas que consumir algo que esté prohibido. Ya puede ser una bebida, ir a un sitio turístico restringido o un libro, que solo el hecho de estar prohibido ya nos llama la atención. “Fariña” es el claro ejemplo de cómo el interés por una historia se dispara cuando es difícil acceder a ella.
¿Nos os ha pasado que de pequeños os fascinaba acostaros tarde o salir de fiesta a escondidas de tus padres? ¿Quién no ha dicho a sus padres que se quedaba a dormir en casa de algún amigo para tener la oportunidad de ir de fiesta? Y, sin embargo, cuando te haces mayor este tipo de actividades pierden completamente su atractivo y casi prefieres quedarte en casa relajadamente y ver Netflix toda la noche.
Ya han pasado bastantes meses tras el secuestro de “Fariña” de manos de la Justicia española y el morbo no deja de crecer según se conocen nuevos datos de la investigación que se está realizando en todo el caso. Drogas, mafia, violencia, extorsiones, linajes familiares peligrosos y políticos corruptos son la tónica del día a día, con la particularidad de que en “Fariña” conocemos muchos detalles que antes estaban ocultos al ojo público.
En muchas ocasiones el público desconoce que entre nosotros existe una economía sumergida y toda una red de negocios que genera millones y de millones de euros, hasta el punto de que estas redes de delincuentes están ejerciendo cada vez más influencia frente a los políticos y a las empresas de la zona donde operan.
Hay quien denomina a estas personas como los nuevos terroristas del S.XXI, silenciosos y en la sombra, pero al final hacen el mismo o más daño a nivel social.
¿Has leído ya Fariña? ¿Crees que su distribución llegará a realizarse forma normal o seguiremos escuchando noticias del tema?