Nuestra entrada de hoy miércoles seguro que a muchos de vosotros os parece un deseo pocas veces cuestionado. ¿A quién no le gustaría ser lector de profesión? Poder leer y leer y encima que nos pagasen por ello. Hoy vamos a hablar de esta profesión, que aunque pueda parecer descabellada en otro tiempo no lo fue tanto y a día de hoy hay profesiones que se acercan a esta forma de ganarse la vida.
En otro tiempo, sobre todo en el siglo XVII y XIX eran muchas las jóvenes que se ganaban la vida como lectoras. Si bien es cierto que su profesión no se reducía exactamente a eso, algunas de sus tareas sí que estaban enfocadas a la lectura, porque se trataba de acompañantes de señoras mayores que contrataban los servicios de una muchacha para que estuviese con ellas y por ejemplo le leyese sus novelas favoritas en voz alta. Aunque no se pudiese elegir qué leer, sí que se dedicaban principalmente a leer.
Y hablando de ser lectores de profesión en la actualidad, nos encontramos con ciertas profesiones en las que ser lector sí que es una de las principales tareas, por ejemplo los traductores de libros han de leer antes de traducir, aunque luego el objetivo sea la traducción. Pero los revisores editoriales han de leer, buscando eso sí, las posibles erratas, pero pueden igualmente disfrutar de la historia que en esos libros que revisan se encuentran plasmadas. Incluso los críticos literarios tienen la suerte hoy día de ser lectores de profesión.
Quizás en un futuro no muy lejano ser lector de profesión con todas sus letras y con todo lo que eso implica sí que sea una realidad. Pesemos que los profesionales del ámbito de la filología o quienes están en constante contacto con las letras, han de ser lectores natos porque su profesión así se los exige.
¿Y tú? ¿Soñarías con ser un lector profesionalmente hablando? ¡Qué felices seríamos si pudiésemos convertir nuestro hobby de la lectura en nuestra profesión!