“12 reglas para vivir” de Jordan B. Peterson es uno de los libros que más me han sorprendido en este último año. Lo leí por recomendación de un amigo en cuyo criterio confío bastante porque odia los “manuales” de autoayuda y esta novela le encantó. Entonces, ¿qué diferencia a “12 reglas para vivir” del resto? 

La última novela de Peterson no da consejos de manual, sino que nos invita a pensar y a reflexionar a través de premisas muy bien definidas. Se ciñe a la realidad social del momento, por lo que deja de lado las recomendaciones imposibles de realizar en las que muchos libros insisten, podríamos decir “12 reglas para vivir” es el trabajo de un pensador que quiere transmitir sus reflexiones para ayudar. 

Reglas tan sencillas como “Di la verdad, o por lo menos mientas” son mucho más sencillas que los libros de autoayuda que afirman que si queremos preservar nuestra integridad moral tenemos que decir siempre la verdad. 

¿Quién ha dicho que mentir es malo? El problema no es la mentira, sino el daño que está asociado a la mentira en sí. Pero, imaginemos el supuesto de que vamos al médico y diagnostican de cáncer terminal a nuestro hijo, ¿hasta qué punto es lícito contarle la verdad? ¿No es mejor mentir y evitar el dolor y el miedo de saber que vas a morir? El libro es real y solo da consejos inteligentes. 

Otra de las reglas que más me han gustado es la que dice “No molestes a los niños cuando montan en monopatín”, ya que muchas veces olvidamos que los niños son niños y tenemos que proteger su infancia y su inocencia. La vida es larga y en el camino nos encontramos muchos baches que nos hacen sufrir, un niño no debe pasar por algunas situaciones que provocamos los adultos. 

Si quieres un libro de los que te marcan, con reflexiones inteligentes y que te da pautas maravillosas para mejorar tu calidad de vida y la forma en la que te percibes a ti mismo, “12 reglas para vivir” debe ser un regalo en tus compras navideñas.