La primera novela en solitario del autor, El hombre que nunca le haría daño a nadie, se inicia con el hallazgo del cuerpo de una prostituta, dentro de un piso en el centro de Barcelona. Es el primer hecho que desencadena una seria de crímenes, mientras que el asesino es un apasionado de la novela negra y con la capacidad de jugar a su antojo, con todas las personas implicadas.

Libro de extensión corta, en la que se expone la historia de Félix, quien es un hombre oscuro que emplea toda su imaginación para fantasear con crímenes. Se dedica a investigar a sus hipotéticas víctimas  para dar rienda suelta a sus fantasías, escribiendo todos los detalles de su crimen imaginario.

Lo cierto es que se sucede un crimen tal cual como Félix lo imaginó. Esto le lleva a continuar con su fantasía, hasta el punto de declarar culpable ante las autoridades. Así continúan cometiéndose crímenes y se debe descubrir si Félix es un hombre con imaginación que alguien quiere incriminar o simplemente es un asesino en serie y aún nadie lo sabe.

Su estructura se compone casi de medio centenar de capítulos, todos cortos en su extensión. La narración se realiza en tercera persona y con un ritmo que fluido, capaz de mantener la atención en su máxima capacidad para no perder detalle alguno, sobre los sucesos que no dejan de llevarse a cabo. El hilo conductor de la novela, no lleva un orden cronológico. Esto, según nuestro entender, ha sido un acierto, ya que el autor no permite que el lector se pierda en la fecha que está, cuánto tiempo ha pasado y cuánto tiempo falta para el siguiente suceso.

Dentro de sus páginas, se tocan temas que no dejan indiferentes a las personas. Acosa escolar, prostitución, pederastia, entre otros, son algunos de los que se destacan en la novela. A su vez, existen toques de humor que le concede cierta originalidad a la obra. Lo más destacado son los puntos de giro que consiguen sorprender y hacer dudar sobre quién dice la verdad y quién miente.