Si entre los 2 y los 3 años un niño aprende a referirse a sí mismo con el pronombre “yo” y le encanta usar el posesivo “mío”, no es raro que también empiecen a integrar otro tipo de conceptos más complejos como las diferencias entre singular y plural, o de género y número.
Al pasar a la etapa de los 3 a los 4 años el desarrollo del lenguaje se dispara, los niños comienzan a elaborar frases cada vez más complejas y mejora mucho su capacidad de comprensión. Otro de los factores más importantes es el lenguaje expresivo, una parte esencial de nuestra comunicación y en la que algunos niños tienen dificultades porque no saben cómo expresar sus emociones.
Aquí es donde entra “El monstruo de colores”, un libro ameno y divertido donde los niños aprenderán a identificar las emociones y a ponerle nombre a “eso” que sienten y no saben explicar.
Los niños no sólo tienen que aprender a unir frases con conjunciones (“y”, “por qué”, “pero”), sino que deben empezar a usar de forma correcta los tiempos verbales. Es muy importante que, durante la etapa de los 3 años, que es el período donde veremos más cambios en el desarrollo de su lenguaje, apoyemos a nuestro hijo y le proporcionemos todos los recursos necesarios para incentivar su interés y que se esfuerce por mejorar.
Otra de las cosas que más nos gustan de “El monstruo de colores” es que, a fin de cuentas, no deja de ser una excusa más para pasar tiempo de calidad junto a nuestros hijos. Narrando historias, intercambiando opiniones y disfrutando juntos mientras ves como aprenden día a día a expresarse mejor y dejan atrás su etapa de “bebé” para convertirse en “niños”.
Por otra parte, a los adultos nos servirá para reconectar con nuestras propias emociones y analizar si de pequeños tuvimos un recorrido parecido durante nuestra época en la guardería, en casa o en la escuela.