La primera edición de Astérix se remonta a 1959. Sesenta años después, sus aventuras siguen estando disponibles con nuevas historias para todas las generaciones. Pero Astérix: La Hija de Vercingetórix es especial en varios sentidos.

Una novela gráfica sobre la educación de los jóvenes

En Astérix: La Hija de Vercingetórix se nos presenta a Adrenalina, descendiente de un jefe galo y nueva visitante de la irreductible aldea gala que todos conocemos.

Nuestros entrañables protagonistas Astérix y Obélix deberán encargarse de cuidar de ella y enseñarle el valor de las viejas costumbres galas. Sin embargo, educar a las nuevas generaciones no es una tarea fácil, ni siquiera contando con la poción mágica.

El planteamiento resulta perfecto para que tanto padres como hijos se sientan identificados. Una opción perfecta para disfrutar del maravilloso arte de la novela gráfica en familia y, además, aprender sobre los valores intergeneracionales, así como de la comprensión entre mayores y jóvenes.

El talento artístico detrás de Astérix: La Hija de Vercingetórix

Otro de los aspectos más llamativos de Astérix: La Hija de Vercingetórix es su valor artístico, ya que las novelas de los héroes galos cuentan con nuevos creadores.

Tras el fallecimiento de uno de sus autores originales, René Goscinny, su socio Albert Uderzo tomó el testigo no solo de los dibujos sino también de los guiones, hasta 2011.

Le sustituyó en la labor Jean-Yves Ferri desde el volumen de Astérix y los pictos, que fue publicado en 2013, con la participación de Didier Conrad en el dibujo.

Podemos ver así, una clara distinción entre las historias antes y después de los fundadores originales de estos personajes, con cierta actualización de los temas planteados, más acordes a las necesidades de los jóvenes en el siglo XXI.

Astérix: La Hija de Vercingetórix, como también las otras tres novelas gráficas anteriores en las que no participaron los creadores originales, ofrecen una actualización del entorno y la temática, para que nuevas generaciones se acerquen con más interés a las aventuras de estos galos.

Al mismo tiempo, los lectores más veteranos, reconocerán buena parte del clasicismo de estos cómics, viendo cómo sus queridos personajes se adaptan a la revolución de Adrenalina y los jóvenes de hoy en día. Una metáfora inmejorable de la vida real, que todo el mundo debería leer.