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¿Sabías que estas series se basan en libros?


Estamos acostumbrados a que la industria del cine recurra a los libros y novelas para encontrar ideas paras sus películas. En otras ocasiones hemos hablado de este fenómeno, puesto que muchas son las historias de la gran pantalla que plasmado el contenido de novelas completas o incluso sagas en las películas. Pero ¿sabías que muchas series también se basan en libros o sagas de libros?

Lo cierto es que cuando pensamos en series famosas que se hayan inspirado en libros, a muchos de nosotros se nos puede venir a la cabeza Juego de Tronos, pero son muchos más los títulos que han tirado del mundo de la lectura. Por ejemplo, ¿sabías que el personaje principal de la serie Dexter está extraído de una novela llamada “El oscuro pasajero”? Esta serie concretamente ha desarrollado tiempo después su trama propia, pero los matices que caracterizan  a su protagonista, coinciden claramente con esta novela.

El caso de la serie Bones es parecido al de Dexter, puesto que la serie parte de las historias escritas por Kathy Reichs en las diferentes novelas que ha escrito sobre Temperance Brennan. En este caso, si quieres encontrar el primer libro de la saga habrás de buscar el título de “Testigos del Silencio” o en inglés “Déjà Death”. El caso de la serie Gossip girl también nos ha llamado la atención puesto que se ha basado en hasta ocho libros de la escritora Cecily von Ziegesar. Antes de que la serie fuese producida, este libro ya era todo un éxito en Estados Unidos, la vida desenfrenada de la élite de Nueva York llamaba la atención a todos.

Y de series relativamente actuales, nos vamos a clásicos entre los clásicos, ¿sabías que La casa de la pradera también está basada en un libro? Se trata concretamente de una adaptación libre de las ideas de los libros de la autora Laura Ingalls Wilder.

Podríamos seguir contando qué series están basadas en libros, pero os proponemos que lo descubráis por vosotros mismos, os sorprenderéis al descubrir que en ocasiones los mejores guionistas prácticamente provienen del mundo de la literatura.

El fomento de la lectura con una idea que se convierte en bucle: la hucha libro


Muchas veces hemos oído eso de que una situación puede ser la pescadilla que se muerde la cola, y en muchas ocasiones lo hemos considerado como algo negativo, pero lo cierto es que hoy os traemos una idea para el fomento de la lectura con una idea que se convierte precisamente en eso, en un bucle del que no querremos salir.

El fomento de la lectura en los más jóvenes se puede hacer de muy diferentes formas, desde las altas esferas nos llegan ideas muy diversas, pero nuestra experiencia nos indica que ese fomento debemos de hacerlo desde casa, siendo nosotros ejemplo de lo que queremos que nuestros hijos, hermanos o sobrinos sean. Una de estas ideas revolucionarias por su simplicidad pero efectividad es la hucha libro.

¿En qué consiste la hucha libro? La hucha libro aúna dos hábitos perfectos, el hábito del ahorro y el hábito de la lectura. Compartir una hucha libro con nuestros hijos supone que cada vez que nos terminemos un libro, ya sea porque nos leemos nosotros mismos, lo leemos de forma conjunta, o han leído el libro por ellos mismos, metamos un Euro en una hucha. De esta manera con el dinero que finalmente consigamos podemos hacer una excursión a la librería para conseguir nuevos libros que nos motiven para seguir leyendo. Ahí es donde la hucha libro se convertirá en una idea en bucle, porque los libros que vayamos comprando nos irán motivando para seguir aportando en nuestra hucha y seguir comprando más libros que nos apetezcan leer.

En ocasiones los libros que nos hacen leer en el colegio o en el instituto, nos matan ese instinto lector que tenemos, por lo que con la hucha libro conseguiremos recuperar ese gusto propio que tenemos y además lo fomentará. Cuanto antes comiences, antes conseguirás que la lectura sea uno de los hábitos más cotidianos de los más jóvenes y pequeños de la casa. ¿A qué esperas para probar la hucha libro por ti mismo?

Los libros que no compartimos


¿Por qué hay libros que no compartimos con otros lectores? Porque nos avergüenza haberlos leído. Puede resultar ilógica esta idea pero nosotros como lectores la hemos sufrido en alguna ocasión, nos avergüenza contarles a otros lectores por qué en un momento concreto nos decidimos a leer ese libro, ya que no se trata solo de la decisión de ese momento, sino que el leer un libro lo elegimos cada vez que nos ponemos a leer.

Las razones por las que nos avergüenza haber leído un libro pueden ser muchas. Los hay que no quiere compartirlo porque consideran que ese libro no está a su altura y era demasiado comercial, o los hay que simplemente rehúyen de las tendencias y consideran que haber leído un libro de moda es como dejar su esencia y ser simplemente uno más, o los hay que no quieren admitir que se han dejado llevar por una novela romántica.

Entre los títulos más típicos que no queremos compartir, que no queremos que se sepa que hemos leído, destacan dos sagas, La saga Crepúsculo y La saga de 50 sombras de Grey. Ambas aúnan la razón de ser novelas románticas que nos avergüenza haber leído. Ahora bien, la razón de la primera está más encaminada al hecho de que se crease tal fan-manía tras la película del libro. Sin embargo la razón por la que la gente no comparte que ha leído 50 sombras de Grey está un poco más relacionada con ese tabú que existe alrededor de lo erótico, al fin y al cabo se trata de un libro que ha abierto una tendencia literaria que hace unos años habría sido impensable.

Otro de los títulos que no suele decirse que se han leído, pero sin embargo las cifras demuestran que se ha leído sí o sí, es El Código Da Vinci. La razón por la que los lectores en ocasiones se sienten avergonzados a la hora de compartir que han leído este libro tiene que ver con la tendencia. No todos queremos ser simples mortales y admitir que nos dejamos llevar por lo que hacen otros.

¿Por qué página me había quedado? Marcapáginas para cualquier lector


Se acabó el tiempo de doblar las esquinas de las hojas de los libros para recordar por qué página te habías quedado. Ya no hay excusa para que digas que no tienes nada que utilizar como marcapáginas, cualquier cosa te valdrá pero día tras día el mercado literario nos sorprende con nuevas ideas de marcapáginas originales.

Los marcapáginas son uno de los mejores complementos de los libros. Todos en alguna ocasión nos hemos visto faltos de un marcapáginas para poder seguir luego con nuestro libro y sin embargo no saber qué utilizar. Es cierto que en esos momentos echamos mano de cualquier cosa como el ticket de compra del supermercado, la tarjeta del restaurante al que fuimos la semana pasada, un postit o simplemente un envoltorio de un caramelo. Los hay que utilizan de marcapáginas lápices o bolígrafos, pero debéis de saber que eso es algo arriesgado porque se pierden con facilidad y pueden incluso manchar las páginas de nuestro libro.

El ámbito de los libros nos ofrece muchas ideas divertidas como marcapáginas, los hay típicos como simplemente un trozo de papel con motivos divertidos, pero también los hay hechos con figuras planas de metal o de madera. En algunos de estos últimos se innova tanto que incluso se ha ideado un método para poder marcar no solo la página sino incluso la línea por donde te quedaste.

¿Conoces los marcapáginas esquineros? Son uno de los marcapáginas más populares en la actualidad. Los marcapáginas esquineros nos permiten tener nuestros libros con motivos originales, como corazones o casitas. Para los más pequeños los marcapáginas esquineros pueden formar parte del cuento que se están leyendo puesto que hay marcapáginas esquineros que simulan ser monstruos con dientes afilados.

La elección de nuestro marcapáginas hace que el momento de lectura sea incluso más especial. Cada lector tiene sus propias preferencias respecto del marcapáginas a utilizar, lo cierto es que los que somos amantes de la lectura siempre llevamos uno encima porque quién sabe si ese día podemos empezar un libro del que tanto habíamos oído hablar.

¿Sabías que la UNESCO tiene una lista para agrupar cuáles son las ciudades literarias del mundo?


A muchos de nosotros nos encanta viajar, ya sea cogiendo el coche, trenes o aviones, o bien sea a través de los libros. Pues bien, la UNESCO parece que leyó la mente de aquellos amantes de los libros a los que les encanta viajar, porque se ha dedicado a agrupar en una lista cuáles son las ciudades literarias del mundo.

La Organización Internacional de la UNESCO se caracteriza por proteger y promocionar la educación, la ciencia y la cultura. Generalmente se reconoce la labor de la UNESCO por las declaraciones y reconocimientos que hace de ciertos elementos, monumentos o incluso ciudades que se consideran patrimonio de la humanidad. Pero su labor va más allá, por ejemplo, protegiendo la literatura y reconociendo su valor e importancia.

Para reconocer el valor de la literatura, la UNESCO ha creado una lista de las ciudades literarias del mundo, la UNESCO necesita que una ciudad cumpla una serie de características para poder declararla “ciudad literaria”. Entre los requisitos destacan que exista una gran variedad de iniciativas y empresas editoriales afincadas en la ciudad, disponer de programas de estudio literarios, organizar festivales literarios o tener bibliotecas, librerías y espacios culturales que fomenten las letras. Por lo que vemos, no es solo cosa de la historia de la ciudad, ni tan si quiera de su ayuntamiento que una ciudad se pueda determinar como ciudad literaria por la UNESCO, depende del ambiente y de su propia gente.

En la lista de ciudades literarias de la UNESCO encontramos a Praga (en la República Checa), Reikjavik (en Islandia), Norwich (en Noruega), Edimburgo (en Escocia), Melbourne (en Australia), Dublín (en Irlanda), Cracovia (en Polonia), Heidelberg (en Alemania), Dudenin (en Nueva Zelanda), Iowa (en Estados Unidos), y por supuesto la ciudad española de Granada. Granada fue una de las últimas incorporaciones a la lista el pasado 2014 y no es de extrañar que la ciudad andaluza se encuentre dentro de la lista, porque tan solo con su fortaleza árabe, la Alhambra, ha conseguido conquistar a miles de artistas, entre ellos muchos escritores.

Hechos reales que en los que los cuentos tradicionales se pudieron inspirar


Como sabemos muchos de los cuentos clásicos que han llegado hasta nosotros se inspiraron en la tradición popular y sus escritores se aprovecharon del conocido boca a boca para plasmar en papel lo que se solía contar en los pueblos. Lo cierto es que las historias de algunos cuentos clásicos casan con ciertos hechos si se contextualizan en la parte de la historia en la que se dieron. Lo único que tuvieron que hacer los autores de estos cuentos fue darle un toque de magia.

Un ejemplo es el cuento clásico de Hansel y Gretel, si pensamos en la hambruna que muchos campesinos sufrían, podemos entender que algunos padres debido a su pésima situación y a la pobreza extrema en la que vivían en el tiempo en el que se contextualiza el cuento, podemos ver que algunos de estos padres se veían obligados a abandonar a sus hijos a su suerte. De ahí quizás que Hansel y Gretel acabasen en la realidad simplemente perdidos en el bosque.

En el caso del cuento de Rapunzel, se hablaba en la época en la que los Hermanos Grimm escribieron este cuento de una joven que era encerrada en una torre cada vez que su padre mercader se marchaba a otras tierras a trabajar. El no quería que esta se casase, por lo que le impedía que tuviese contacto con cualquier hombre y la mantenía escondida todo el tiempo  que él no estaba cerca. ¿Qué hacía dentro de la torre esta joven muchacha? Quizás los Hermanos Grimm le dieron el toque mágico que le faltaba a esta historia y la convirtieron en todo un clásico gracias a la melena de esta joven.

Por su parte, la historia de El flautista de Hamelin es algo más truculenta de lo que se puede imaginar del cuento. Lo cierto es que en aquella época un viajero flautista llegó a la ciudad de Hamelin e infectó de peste a muchas personas, la mayor parte niños. De ahí que se le relacionase con las ratas y de alguna manera se hiciese una metáfora de cómo se había llevado a los niños del pueblo.

¿Te sientes identificado? Entonces eres un amante de la lectura


Los amantes de la lectura, como tales, tenemos una serie de problemas comunes. Es decir, hay una serie de patrones que se repiten en todos nosotros. Estos problemas, o digamos manías, nos hacen especiales pero a la vez nos unen entre nosotros porque solo entre los amantes de la lectura nos podemos entender. Hoy desde Nobel os vamos a contar cuáles nos resultan más curiosos ¿te sentirás identificado como buen amante de los libros que eres?

Algo por lo que siempre se nos puede identificar es por tener en todo momento un libro con nosotros, puedes preguntarnos por la calle, que seguro llevaremos en el bolso o en la mochila nuestro libro para poder aprovechar cualquier rato libre y leer aunque sea un par de páginas. Unido a esto, no podemos parar de leer, es como una adicción, nos sentimos atraídos y llamados por los libros de una manera extraña, la cual nos lleva a no despegar la vista del libro haciéndonos incluso llegar tarde a los sitios. Si eres un amante de los libros y vives en una gran ciudad, seguro que en más de una ocasión te has pasado de parada por estar leyendo sin descanso.

Cuando un libro nos entusiasma tiene la capacidad de hacernos perder el sueño. No en el sentido estricto de la expresión, tal como perder el sueño por no poder leer, sino que al leer nos acostamos más tarde por no saber dónde parar. Seguro que has experimentado esa sensación en la cual te dices a ti mismo que pararás cuando empiece el siguiente capítulo, pero lo que haces en realidad es comenzar con las primeras líneas solo para ver cómo seguirá y al final no saber dónde parar porque te has leído prácticamente ya medio capítulo.

Otra de las situaciones clásicas entre los amantes de los libros es que nos solemos quedar sin espacio en las estanterías, ya no sabemos qué hacer con nuestros libros y acaban acomodados en cualquier rincón. En esos momentos siempre acabamos pensando que lo de “el saber no ocupa lugar” siempre fue una gran mentira.

¿Sabías por qué se creó el libro de bolsillo?


Los libros de bolsillo siempre están presentes en las librerías pero también en nuestras estanterías, son las ediciones de los libros pero reducidas y comúnmente con tapas blandas para ser fáciles de transportar. Están muy presentes en nuestro día a día, pero no siempre ha sido así, sino que la aparición de libro de bolsillo se vio influenciada por diferentes acontecimientos.

Para ver cuándo surge el libro de bolsillo como lo conocemos hoy, hemos de remontarnos a los años treinta. En aquella época ya existían los libros de bolsillo, pero casi todos los títulos que utilizaban este formato eran novelas de tres al cuarto sin atractivo ninguno, es decir, las novelas de los grandes autores de ese tiempo y los grandes títulos solo se comercializaban en la edición de tapas duras.

Un bueno día, Allen Lane, director de una editorial británica se planteó la idea de comprar varios títulos de los grandes de la literatura y poder imprimirlos en edición de bolsillo. Toda esta idea surgió en el lugar más inesperado, en una estación de tren y justo antes de tener que coger un tren y querer llevarse algo que leer con él, un libro de tapa dura no podía ser el elegido. Un modelo de negocio que hoy nos parece lógico, pero que en aquel tiempo fue realmente revolucionario.

El éxito de estos libros de bolsillo era de esperar, grandes títulos a un precio menor y con la versatilidad de no ser un libro pesado ni aparatoso. En España no llegaría la tendencia de los libros de bolsillo hasta 1939 con la editorial Calpe Espasa, la cual no solo plasmaba la idea de las tapas blandas sino también el diseño sencillo de la portada.

Una curiosidad que gira en torno al nacimiento y aparición del libro de bolsillo es que algunos de los grandes consumidores de libros de bolsillo eran los soldados, ellos eran partidarios de poder transportar los libros que estaban leyendo de forma sencilla y además eran los más populares en las librerías militares del cuartel.

Leer es de triunfadores


La lectura forma parte de nuestra huella dactilar, forma parte de lo que somos, leer nos hace diferentes por lo que leemos y por cómo leemos. La lectura forma parte de la identidad de los triunfadores, así lo reconocen muchos de ellos, pero también lo demuestran ciertos estudios.

Los libros son parte de nuestra mochila personal, nos hacen ver la vida de otra manera, porque de alguna manera nos aportan experiencias indirectas, somos capaces de ver el mundo con otros ojos. Los triunfadores en ese sentido han visto que sus capacidades y sus oportunidades han podido ser potenciadas gracias a los libros. Las voces de grandes triunfadores se alzan para afirmarnos que leer es de triunfadores, quizás no ha sido lo que les ha hecho llegar a triunfar, pero sí que les ha dado un pequeño empujón a seguir adelante.

¿Conoces algunos de los libros favoritos de Steve Jobs? El dilema de los innovadores, era uno de sus libros de cabecera, parece lógico desde el momento en el que sabes quién era Steve Jobs. Pero fuera del ámbito tecnológico, uno de sus libros favoritos era Moby Dick.

Otro de los grandes triunfadores de nuestro tiempo es Bill Gates, nos sorprende que un libro como El Guardián del Centeno se encuentre entre sus destacados de la literatura. Además nos encontramos con un nombre femenino entre los grandes triunfadores, y es Marissa Mayer, directora ejecutiva de Yahoo, la cual señala como uno de sus libros favoritos La psicología de las cosas cotidianas.

¿Y cuál es el género que el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, recomienda a todo el mundo? El género de ciencia ficicón, podríamos pensar que de ahí viene que una de sus nuevas ideas gire en torno al desarrollo de la inteligencia artificial.

Como vemos, no siempre los triunfadores leen libros de cómo tener buenas ideas, o libros simplemente de autoayuda para “gestionar” su triunfo. Parece claro que la lectura nos abre la mente, nos da ideas y nos estimula a crear nuevas realidades, pero y tú ¿eres un triunfador en tu pequeña parcela de la vida?

¿Y tú de quién eres? ¿de dejar los libros o de terminarlos siempre?


Hace unos meses os hablábamos de las diferencias entre aquellos que apoyan las películas antes que los libros o viceversa. Pero alrededor del mundo de la literatura se pueden hacer aún más categorías. Hoy, como amantes de la lectura, os venimos a hablar de una categoría que pude resultar crucial a la hora de determinar qué tipo de lector eres. Cuando un libro no te resulta tan atractivo como esperabas, ¿lo dejas o lo terminas aunque cueste “sudor y lágrimas”?

Los motivos por los que se puede dejar un libro a la mitad son infinitos, y aunque cueste reconocerlo, casi todos tenemos una mancha en nuestro expediente. Hay algunos que no la tiene, ciertamente serán los menos, pero cuando un libro nos aburre, no nos gusta de lo que trata, no estamos de acuerdo con lo que nos cuenta, o simplemente lo leemos solo muy de vez en cuando, hace que lo dejemos sin terminar.

Ahora bien, ser de un tipo de lector u otro depende no del libro, sino de nosotros. Nuestra personalidad es la que nos hará ser más perseverantes o menos. Convencer a alguien que ha dejado un libro es tan complicado como convencer a alguien que quiere terminarlo que lo deje aunque no le guste.

La perseverancia es una razón para ser un tipo de lector u otro, pero también lo es la impaciencia. Porque aquellos que necesitan el contacto más directo, la saciedad más inmediata, son aquellos que se cansan y dejan los libros a la mitad, sin embargo los más tranquilos y pacientes suelen ser aquellos que no buscan leer por leer y escogen bien lo que quieren leer, porque quieren en todo momento acabarse ese libro y poder sacar provecho de él.

Ahora bien, después de ver algunos de los rasgos de la personalidad de los lectoers, os lanzamos una pregunta, si leer lo hacemos por hobby o por placer, ¿por qué vamos a tener que torturarnos con un libro que no nos gusta? No podemos juzgar a aquellos que dejan los libros a la mitad porque no les gusta, están en su derecho y lo hacen de hecho por una razón lógica.