978842335394

El cuarto mono – J.D. Barker


El cuarto mono es un thriller entretenido, clasificado como novela negra y que está compuesta por capítulos de corta extensión, lo que ayuda a que la lectura sea rápida y fluida. Baker nos ofrece tres historias simultáneas que nos atrapan en esta novela.

La historia del protagonista Sam, un detective con la misión de investigar un crimen, que arrastra un pasado triste. La historia del asesino contada desde su diario para entender su presente y conocer su pasado. Por último, está la historia de una chica que ha sido secuestrada, contada en presente y con un aporte de angustia que no nos dejará indiferentes.

Nos encontramos en una carrera contra reloj, a la que se enfrente el investigador Sam Porte. Numerosos diálogos conforman esta novela y ninguno de ellos aburre o cansa al lector.

Es cierto, esta novela no nos ofrece nada novedoso, se puede considerar fácilmente como un libro más de este género policíaco, pero la verdad es que cuenta con una agilidad en los hechos, desarrollada en una atmósfera que asfixia y que, acompañada con su final abierto para continuar la historia, la convierte en una excelente opción para aquellas personas que disfrutan de la lectura.

Barker apuesta por una narrativa sencilla y simple. Construye los personajes nada extraordinarios, sino más bien comunes. Un toque de humor que no sé hasta qué punto sea aceptado por los lectores y exceso de intriga en toda su extensión.

El título procede de la leyenda de los tres monos sabios de Toshogu, seguramente en algún momento de tu vida, te has encontrado con las figuras de los monos que se tapan la boca, los ojos y las orejas. Una historia bien estructurada al estilo de la gran pantalla americana; quizás un tanto predecible, pero sin duda alguna un buen libro para leer.

El detective de la policía de Chicago Sam Porter investiga el caso de un hombre atropellado, pues los indicios en la escena del crimen apuntan a que se trata de El Cuarto Mono, un asesino en serie que ha estado aterrorizando la ciudad. Su modus operandi consistía en enviar tres cajas blancas a los padres de las víctimas que secuestra y mata: una primera con una oreja, una segunda con los dos ojos, y otra con la  lengua; y finalmente dejar abandonado el cuerpo sin vida en algún lugar.

El hombre atropellado llevaba una de esas cajas blancas. Se inicia así  una frenética carrera contrarreloj para averiguar dónde se encuentra encerrada la próxima víctima.

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