Han sido muchas las veces que hemos escrito sobre cómo nos fascina la gente que lee en el transporte público, cómo intentamos adivinar sus gustos de lectura simplemente dejándonos llevar por los títulos que leen o incluso lo sexy que resulta que ese chico que ves tan a menudo en el metro de pronto un día te obvie porque simplemente se lance dentro de la trama de un libro.

Son precisamente estas razones las que nos han llevado a no poder dejar pasar una oportunidad como la que se nos presenta este viernes para recomendaros un libro que encaja perfectamente con nuestra “filosofía”, se trata nada más y nada menos que La chica que leía en el metro.

La historia que nos podemos encontrar en La chica que leía en el metro es una fábula moderna sobre el amor por los libros y el amor por la vida misma. Se trata de una historia muy optimista y que sin duda nos alegrará con las ilustraciones que acompañan a la historia. Nos sentimos muy identificados con la protagonista de este libro porque Juliette coge el metro todos los días a la misma hora y disfruta simplemente viendo a todos aquellos que leen a su alrededor.

¿No os habéis parado alguna vez a observar la compra de alguien en el supermercado y a intentar adivinar si vive solo, si tenía cena con invitados esa noche o si vivía en pareja y con niños?

En parte le ocurre lo mismo a nuestra protagonista de La chica que leía en el metro, porque Juliette tiene a cada uno de los lectores de su trayecto en el metro, un pequeño apodo como la vieja dama, o el bibliófilo de rarezas. A todos los mira con curiosidad y ternura, sin embargo una mañana decide bajarse varias estaciones antes sin saber que por ese simple hecho cambiará su vida.

Un libro, La chica que leía en el metro, para todos aquellos que disfrutamos compartiendo nuestra pasión por la lectura y para celebrar que estamos llenos de vida con cada libro que acabamos.