Muchos de nosotros, siendo amantes de la lectura, hemos prestado algún libro a lo largo de nuestra vida. Lo hemos generalmente con ilusión, porque prestar un libro significa compartir lo que nos gusta, lo que nos apasiona y por tanto dejar que otros disfruten de ello. Sin embargo, en ocasiones esta ilusión se ha visto empañada al tiempo con algún que otro sinsabor, porque todos hemos oído alguna vez las “malas experiencias” de quienes han prestado un libro.
¿Qué es lo que más odian quienes han prestado un libro alguna vez?
- Que nunca le devuelvan el libro. Es un clásico, libro que prestas, libro que desaparece. A no ser que tengas suficiente confianza con la persona, habrá veces que ese libro que has prestado, ya no vuelva a ti. Una situación de muy mal gusto ocurre además cuando la persona la que le prestaste el libro te invita a su casa y lo ves en la estantería de su salón.
- Que el libro lo devuelvan roto. Se sabe que los libros cuando los guardamos en bolsos o mochilas pueden tener algún desperfecto en las esquinas o en las pastas, pero que directamente esté roto o incluso que le falten hojas, es una cuestión que puede sentar muy mal a quien presta un libro. Si recibes un libro prestado, trátalo como te gustaría que tratasen tu libro.
- Que esté subrayado o anotado. Si el libo está intacto, procura darlo de vuelta en las mismas condiciones, porque quizás la persona que lo prestó no quiere verlo subrayado o pintarrajeado con tus pensamientos, ya tiene suficiente con los del escritor, que para eso es un libro.
Nuestra recomendación: si prestas un libro que sea a un amante de la lectura como tú, solo entonces estarás seguro de que tu libro volverá a ti y además en perfectas condiciones. Al fin y al cabo, son los que tienen en mente, no hagas a ese libro lo que no te gustaría que les hiciesen a los tuyos.