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La Feria del Libro rinde homenaje a Gabriel García Márquez


A poco de cumplirse dos meses desde su muerte, la Feria del Libro de Madrid, rinde homenaje al gran escritor colombiano Gabriel García Márquez.

El libro de condolencias que  desde el día 8 de Junio está expuesto en el Retiro para que sus lectores puedan dejar testimonio al Premio Nobel, recoge frases como “Yo también soy Macondo o,  “Nací en tu tierra y he vivido en tu mundo de palabras”. 

Así mismo, muchos admiradores participaron en la lectura continuada de Cien Años de Soledad.

La pequeña, Marina Rodríguez Martínez, de doce años fue la encargada de leer las primeras palabras del libro: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordad aquella tarde remota en que su padre le llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casa de barro y caña brava construída a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas, había que señalarlas con el dedo….”

Marina lo hizo muy bien. Su voz sonó clara y segura. Le gusta leer.

Este título, uno de los más conocidos de García Márquez, se agotó en muchas librerías justo después de su muerte, el 17 de Abril de este año y esperamos que ya no quede ninguna que no lo haya repuesto. 

Espacio Lector Nobel se une a este homenaje suscribiendo el mensaje dejado en el libro de condolencias por uno de sus admiradores: “Señor García Márquez, donde esté, sé siempre feliz”

Esta claro que el escritor ha dejado huella imborrable.

Gabriel García Márquez


Hoy voy a poner algo de mí en este post, no lo puedo evitar….Igual que los católicos no practicantes (utilizo este símil simplemente por lo gráfico que resulta), soy una lectora…poco practicante. La falta de tiempo y otras muchas excusas, hacen que lea poco, libros me refiero, a pesar de que la lectura ha sido y es una de mis convicciones. Convicción en el sentido de fe, de creer en ello.

Creo en la lectura como fuente de información y de conocimientos, como hábito saludable para la mente, como  acompañamiento, como alimento de la imaginación…pero aún así insisto, leo poco.

Años atrás, cuando sí lo hacía y de manera realmente ávida,  leí Cien años de Soledad de GabrielGarcía Márquez. Dicen los expertos, que existe un antes y un después de esta obra maestra, en la literatura, y yo les creo. La edición que pasó por mis manos y aún conservo, consta de 349 páginas con una letra de tamaño algo más pequeño de la utilizada hoy en día para el mismo tipo de ejemplar, no de bolsillo.

Aquel libro me maravilló. Cada frase, cada párrafo, cada página,  es una concentración de realidad y fantasía de tal calibre, que llevada a la escritura me parece un trabajo sublime. Desde entonces, a pesar de no ser muy dada a los ídolos, tengo en un pedestal a este escritor, galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1982. La Academia Sueca fundamentó su elección de ese año en el  reconocimiento “a sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real, se combinan en un mundo ricamente compuesto de imaginación, lo  que refleja la vida y los conflictos de un continente”.

Posteriormente, indagando en la figura de García Márquez, pude comprobar que ciertos aspectos y capítulos de la vida del autor, influyeron de alguna manera en su capacidad creativa. La fantástica historia de Macondo, de Jose Arcadio Buendía, de Ursula su mujer,  de todas las generaciones posteriores y enredados parentescos, de los mágicos acontecimientos como la levitación de cura o los increíbles inventos de los gitanos, el misticismo de Melquíades, entre un sinfín de otras extravagancias u “alucinaciones”…se ‘dibujan’ como algo cotidiano, algo creíble. Palabras del autor que describen perfectamente la esencia de Cien años de Soledad: “Macondo no es un pueblo, es un estado de ánimo”.

Gabriel García Márquez tiene ya 87 años. Ha estado  los últimos días ingresado por una infección respiratoria de la que afortunadamente acaba de ser dado de alta. Gabo,  como se le conoce en sus círculos mas cercanos, ya ha tenido varios sustos. En 1999 se le diagnosticó un cáncer linfático. Pero ahí sigue, luchando en ‘la subida de su escarpada particular’. Ojalá nos dure por lo menos…los mismos cien que titulan su genial libro. 

¡Buen fin de semana!