La historia de Boruto nos está fascinando a todos los lectores que durante más de 15 años hemos seguido las aventuras de su padre. Boruto es un ninja privilegiado que está rodeado de un aura misteriosa que engancha desde la primera página, es un personaje muy bien construido que se beneficia de algunas de las mejores cualidades de cada personaje de la saga anterior.

Tras leer el tomo 4 de Boruto, que acaba de salir a la venta en España, nos queda muy claro que Masashi Kishimoto no se la estaba jugando cuando nombró a Mikio Ikemoto como artista principal de las ilustraciones y a Ukyo Kodacho como guionista.

Los primeros 2 o 3 tomos nos encantaron, pero a partir de este cuarto estamos empezando a vislumbrar una historia que gana en complejidad y emoción. Boruto cada vez tiene misiones más complicadas y, lo que en un primer momento parece una misión de guardaespaldas sencilla, se termina complicando de forma muy entretenida.

Después de tantos años, resulta increíble la habilidad y el talento que tiene el equipo de Kishimoto para conseguir que cada misión, cada capítulo y las relaciones entre los personajes sigan siendo frescas y no huelan a refrito.

En su momento os hablamos de Naruto y de cómo creíamos que era una de las historias mejor hiladas de la historia del manga japonés. Después de 72 tomos, un especial, varias películas extras y tomos extra sobre cada personaje, el nivel de detalle es abrumador y refleja la enorme cantidad de horas que se invierte en estas sagas.

Todavía es muy pronto para saber si Boruto tendrá la capacidad de igualar a su predecesora, pero por ahora estamos muy contentos y recomendamos sin duda que os lo leáis porque no defrauda.