Category Archives: Curiosidades

Un cuento distinto de los demás


Los cuentos clásicos además de trasladarnos hasta mundos de fantasía, suelen transmitirnos una serie de valores que no siempre se pueden determinar como positivos. Historias por todos conocidas como las nacidas de la tradición y recogidas por los hermanos Grimm han sido en ocasiones catalogadas de machistas, pero hoy os queremos hablar de un cuento que podría determinarse como todo lo contrario, un cuento que proviniendo de los hermanos Grimm, algunos entendidos han señalado que se trata de un cuento feminista. Quizás aún puedas acudir a los cuentos tradicionales a la hora de leerles a tus hijos antes de dormir.

En general, los cuentos clásicos presentan una serie de características comunes y que en muchas ocasiones se repiten aunque no nos demos cuenta. Por ejemplo, en el caso del papel que ocupa la mujer en los cuentos tradicionales, encontramos que siempre se la encasilla dentro de los roles propios del machismo, pero además se la señala como la mala de la historia en multitud de ocasiones, ya sea como bruja o como madrastra.

Lo cierto es que en el cuento de los hermanos Grimm del que hoy os queremos hablar, la protagonista de esta historia no casa con el papel que siempre se le da a las mujeres en las historias tradicionales, no se trata de una joven princesa que espera que la salven de la maldad de este mundo, sino más bien se trata de una mujer muy decidida y capaz de lanzarse a este mundo para conquistarlo tomando sus propias decisiones. Se trata del cuento de La hija astuta del campesino.

En la historia de este cuento sui generis de los hermanos Grimm encontramos a una chica que lejos de ser una princesa, se trata, como bien indica el título del cuento de una simple muchacha hija de un campesino. En este caso, os adelantamos que nuestra protagonista no esperará que un príncipe le soluciones sus problemas, sino más bien, ella será quien le resuelva los problemas al mismísimo rey.

El personaje literario que llevamos dentro


Los lectores incansables, los amantes de la lectura, quienes leen sin mirar el reloj, solemos llevar un personaje literario dentro. Seguro que en las redes sociales te ha surgido un test preguntándote por la ciudad en la que deberías vivir, o bien, qué personaje de Juego de Tronos encaja más con tu personalidad. Hoy nos queremos referir a una pregunta más generalista, pero que seguro que muchos de vosotros como enamorados de la literatura os habéis hecho en alguna ocasión ¿qué personaje literario sería si viviese dentro de un libro?

Nuestro interior y nuestra personalidad tienen mucho que ver con la respuesta que estamos buscando sobre nuestro personaje literario, porque todos hemos admirado de pequeños a algún superhéroe o alguna protagonista de una historia de amor. Pero si nos cuestionamos nuestras ambiciones, podemos descubrirnos detrás de un soñador, de un personaje de fantasía o de incluso de un dibujo animado.

Podemos plantearnos incluso si el hecho de que nos guste más un determinado estado del tiempo, porque sin duda los días lluviosos y la melancolía nos hacen revivir muchos momentos que nos desgarran el corazón, indicio de que quizás debamos pertenecer a una novela trágica, antes que a un libro de humor.

¿Habíais pensado que no solo lo que pensemos de nosotros mismos sirve para saber qué tipo de personaje literario llevamos dentro? Lo que pensamos y esperamos de los demás también tiene gran importancia. No podemos ser superhéroes si pensamos mal de todo el mundo, porque al fin y al cabo no querríamos salvar a nadie. Podemos convertirnos en un personaje auténticamente rebelde, o quizás en un sumiso dependiendo del rol que adoptemos estando con los demás.

¿Y las manías? Sí, los personajes de los libros también tienen las suyas, seguro que alguna vez te has descubierto sonriendo porque tienes las mismas manías que un determinado personaje de un libro, es un buen comienzo, quizás tengas más en común de lo que piensascon ese ser que vive dentro del libro.

“Literatura de mujeres” ¿un nombre erróneo?


En alguna que otra ocasión hemos hablado de los libros del género rosa, o lo que también se conoce como “literatura de mujeres”, pero hoy vamos a abordar este tema desde una perspectiva más crítica, no tanto en sí el tema, sino más bien el tratamiento o el nombre que recibe este género. Queremos cuestionarnos por qué se termina etiquetando a cierto tipo de libros como simplemente literatura de mujeres.

Nuestra curiosidad llega a plantearse que si en el hipotético caso de que esas novelas se hubiesen escrito por hombres, o simplemente llevasen por nombre a un autor en vez de autora sería tratado de esta manera. Lo cierto es que no, seguramente estos libros se tratarían como pertenecientes a cualquier otro género antes que literatura rosa, porque “como es sabido por todos, solo la literatura de mujeres puede ser escrita por mujeres”. De algún modo, el hecho de que en tiempos pasados, los libros publicados por mujeres bajo un pseudónimo de hombre para llegar a un público más amplio, puede ser una muestra de esta tendencia actual.

La lucha de géneros se plantea en la literatura de mujeres de manera latente, y muchas autoras actuales luchan contra estas etiquetas que no hacen sino conseguir que sus libros y sus creaciones se queden fuera de los círculos más intelectuales, llegando de manera restringida a menos gente.

En ciertos círculos literarios se apunta que el problema para considerar una novela como “literatura de mujeres” no se trata en sí del tema que se desarrolla en los libros, sino más bien de quien es el autor de estos. Encontramos así en nuestro panorama libros escritos por hombres que tienen por tema los sentimientos, las emociones e incluso las relaciones de pareja. Sin embargo su aceptación suele ser más directa y más abierta que si por el contrario se tratase de un libro escrito por una mujer sobre el mismo tema.

¿De gatos y de libros? ¿De perros y de pelis?


En alguna ocasión nos hemos preguntado si sois más de libros o de películas, pero ¿qué relación tiene eso con el hecho de que nos gusten más los gatos o los perros? O por el contrario, ¿que nos gusten los gatos significa que somos más de gatos? Y ¿qué nos gusten los perros significa que somos más de películas? Hoy vamos a comentar algunas estadísticas que seguro te sorprenderán, aunque ya os adelantamos que siempre hay excepciones que confirman la regla.

Se dice que a quienes le gustan los perros suelen ser más emocionales y extrovertidos, por el contrario, a quienes le gustan los gatos son más introvertidos y suelen expresar con menos frecuencia sus emociones. Esto, aunque pueda parecer que no tiene ninguna relación con los libros y las películas, en realidad sí que la tienen puesto que el hecho de ver películas puede exponernos con más facilidad a emociones directas, mientras que leyendo un libro esas emociones son más sosegadas y no se muestran con tanta facilidad. Aunque no vamos a negar que muchos de nosotros hemos llorado o reído simplemente leyendo.

A aquellos que les gustan los gatos, suelen ser un poco como sus mascotas porque prefieren quedarse en casa, de ahí que relajarse simplemente en casa con un libro, sea una de las actividades favoritas de estas personas. Sin embargo quienes prefieren los perros como animales de compañía suelen querer salir fuera de casa y disfrutar de actividades al aire libre, prácticamente como lo harían sus mascotas, por eso salir simplemente al cine suele entusiasmar a estas personas.

Como decimos, esta estadística en la que se muestran a las personas amantes de los gatos como amantes de la lectura, puede tener sus excepciones, de ahí que incluso a quienes les gustan los perros tengan ciertos gustos por los libros, pero siempre enfocados al plano emocional, mientras que los amantes de los gatos suelen inclinarse por temáticas de ciencia ficción y fantasía.

El sueño de los jóvenes ingleses, la literatura


A menudo nos hacemos eco de curiosidades relacionadas con la literatura. Hoy os acercamos una realidad que no nos deja de sorprender, porque estudios ingleses que el sueño de la población más joven de Gran Bretaña está relacionado con la literatura. Muchos de nosotros, como amantes de la lectura hemos soñado alguna vez con ser libreros, bibliotecarios o incluso escritores. Profesiones que en ocasiones pueden hacerse realidad pero que en muchos casos se quedan por el camino.

Lo cierto es que un estudio realizado en Gran Bretaña demuestra que los jóvenes ingleses no quieren ser ni cantantes, ni futbolistas, ni médicos o abogados, sino que una gran mayoría de ellos quieren ser simplemente libreros o bibliotecarios. Sin duda, si hiciésemos esa misma encuesta aquí en España seguramente los resultados serían muy diferentes.

La cultura inglesa siempre ha estado muy apegada a los libros y a la literatura, aprecian los buenos libros y los buenos autores y son muchos los nombres de gran escritores que provienen de esas tierras, pero aún siendo así sorprende que sus jóvenes de hoy en día simplemente se decanten por una profesión relacionada con la literatura para poder vivir el día de mañana.

Ahora bien, no pensemos que las clásicas profesiones de librero o bibliotecario son las que destacan, sino que muchos jóvenes ingleses también aspiran a ser escritores porque consideran que pueden tener el talento y la paciencia suficientes como para hacer crecer una idea y poder contarla dentro del contexto de una historia.

A nuestro parecer lo que realmente demuestra este estudio, más allá de simplemente la pasión que los ingleses tengan por los libros y la literatura, es que en cierto modo consideran  las profesiones relacionadas con la literatura como profesiones tranquilas, donde se pueda vivir de manera sosegada pero manteniendo la inquietud intelectual en todo momento activa. Es decir, prácticamente se apuesta por una vida sosegada completada por la sabiduría que el trabajo con libros y la lectura nos puede aportar.

Lugares de trabajo para los escritores, donde nacen las buenas historias


Hoy nos hemos preguntado si todos los escritores tienen lugares de trabajo similares, o si por el contrario los escritores más conocidos se suelen decidir por sitios realmente estrambóticos para escribir. Investigando un poco nos hemos sorprendido encontrando pautas similares para ciertos escritores, pero todos con sus particularidades propias. ¿Queréis descubrir donde escribían artistas tan famosos como Stephen King o Agatha Christie?

Hay autores que se deciden por habitaciones con gran luminosidad, pero otros simplemente prefieren espacios que tengan vistas bonitas, pero también los hay que deciden trabajar en sus novelas en espacios realmente abarrotados, tanto que una persona normal sería incapaz de concentrarse en esos espacios. Lo cierto es que todos los escritores coinciden en que en los lugares que suelen elegir como idóneos para dejar volar su imaginación, suelen hacerlo en espacios donde tengan todas sus herramientas de escritura al alcance de la mano.

Nos sorprende por ejemplo Agatha Christie, la cual se decidió por una habitación luminosa, sentada con su máquina de escribir en una mesa semi-redonda, de las de tipo comedor y una butaca mullida sin llegar a ser sillón. Autores como George Orwell o Ernest Hemingway destacan por su sencillez a la hora de escribir, porque simplemente se decidían por habitaciones llenas de libros pero luminosas.

Athur Miller es uno de esos escritores que se deciden por escribir en habitaciones abarrotadas, tan solo iluminadas por su flexo. Al igual que Ray Bradbury, el cual escribía en una habitación tan llena de objetos que aún nos resulta increíble que se pudiese concentrar.

Dos escritores que nos parecen especialmente curiosos son por un lado George Bernard Shaw y por otro lado Roald Dahl. El dramaturgo irlandés Bernard Shaw, sorprende principalmente porque escribía en un cobertizo con grandes ventanas totalmente separado de su casa. Por su parte, el escritor de Charlie y la fábrica de Chocolate, Roald Dahl sorprende por escribir sentado en un sillón, con una tabla apoyada a ambos lados del sillón para estar cómodo y poder dejar volar su imaginación.

Lectores incomprendidos y sus “locuras literarias”


Desde pequeños, siendo amantes de la lectura nos sentimos diferentes, disfrutamos con la lectura y con los libros que nos “obligan” a leer en la escuela. Los veranos los vemos como una época perfecta para dedicarnos simplemente a le lectura y estamos deseando acabar los deberes para poder coger ese libro que tanto nos gusta. Sí, ahí es cuando nos empezamos a dar cuenta de que podemos se distintos a quienes nos rodean, porque quién no ha oído lo de “deja de leer que te vas a quedar ciego”, “eres un enganchado, ¿no puedes soltar ni por un momento ese dichoso libro?”.

La incomprensión que sentimos se incrementa cuando de mayores comenzamos a desarrollar las llamadas “locuras literarias” y nos volvemos más complicados. Los libros forman una parte muy especial de nuestra vida y por eso siempre intentamos cuidarlos. De ahí que cuando prestamos un libro queramos que nos lo devuelvan en las  mismas condiciones que lo dejamos y a poder ser pronto, pero además sufrimos con el hecho de que se nos habrá algún líquido dentro de la mochila o bolso y pueda dañar nuestro libro. ¡Qué gran tragedia!

Somos capaces de perder la noción del tiempo y esto se demuestra en muchas ocasiones, con lo que llamamos “solo un capítulo más” y se convierte en una noche en vela por seguir leyendo. O cuando sin darnos cuenta nos pasamos la parada del autobús o del metro por estar inmersos en nuestro libro mientras que estamos en el transporte público. Y hablando de transportes públicos, en ocasiones nos preguntamos “¿cómo puede ser la gente tan grosera hablándome? ¿acaso no se dan cuenta de que estoy leyendo?” Son pequeños problemas que tenemos que sufrir prácticamente en silencio, porque si los compartimos además nos tratan de raritos.

Y en cuanto a gustos, vemos que también somos unos incomprendidos, porque quizás estás enamorándote perdidamente de alguien y de pronto descubres que no le gusta leer. O simplemente eres capaz de tener una discusión con tu mejor amigo porque no es capaz de entender por qué ese libro que le dejaste es tan bueno.

¿Cuáles son los escritores más citados en el ámbito científico?


Todos en alguna ocasión hemos sido alumnos de ciertos profesores que repetían incansablemente alguna frase grandilocuente para hacernos llegar esa sabiduría. Pues bien, en el mundo científico y de la investigación resulta curioso como en muchas ocasiones se citan a los escritores literarios de manera continua. Un estudio reciente apuntaba que los escritores más citados curiosamente eran los rusos. A nosotros esta afirmación nos ha parecido ciertamente interesante y hoy os contamos por qué.

Ciertamente las obras clásicas tienen gran influencia sobre en el ámbito científico, es lógico desde el momento en el que estas obras están llamadas a ser clásicas debido a maestría. Pero curiosamente las novelas rusas tienen más influencia que cualquier otra y esto se demuestra al ser los autores rusos los más citados en el ámbito científico y entre estos mismos autores rusos destaca Dostoyévski como el más citado de todos. Ya sea Anna Karenina, Guerra y Paz, Crimen y Castigo o cualquier otra obra de este autor ruso son traídas a colación en multitud de ámbitos.

Podríamos pensar que al tratarse de un ámbito literario, estos autores rusos serán citados en trabajos de investigación de ciencias humanas, y no nos equivocamos, pero hemos de entender que no solo en el ámbito de las ciencias humanas estos escritores han sido referenciados. Por ejemplo, en algunos trabajos de química o de matemáticas, encontramos citas de obras rusas como Guerra y Paz o Los Hermanos Karamázov.

Aún siendo así, también se recurre a otros autores clásicos europeos de muy relevantes como Shakespeare, Goethe o Dante. ¿Las razones por las que se acuden más a citas rusas que de otras nacionalidades?  Este estudio no apunta concretamente el por qué, pero nosotros quizás si podamos acercar una razón y es que el folclore ruso en lo que la literatura se trata, ha sido y será siempre un ejemplo puesto que los autores rusos suelen hablar de manera muy directa y sin grandes florituras, contando la realidad más cruel desde el primer momento, de ahí que en círculos tan realistas como es el científico resulte necesario acercarnos a la realidad sin rodeos.

Callejeros literarios, otra manera de ubicarse


El nombre de las calles en ocasiones nos perturba por su complejidad, en ocasiones nos sorprende por ser un nombre conocido para nosotros, o en ocasiones nos es simplemente indiferente. Lo cierto es que los nombres de las calles reflejan de algún modo a la sociedad que les da ese nombre y en este sentido es curioso observar que un gran número de calles españolas llevan el nombre de un escritor, o incluso en ocasiones el nombre de un protagonista de un libro, haciéndonos un poco más sabios aunque ni si quiera nos demos cuenta siendo callejeros literarios.

Al pensar en calles literarias, a muchos de nosotros nos vendrá a la cabeza el barrio de las Letras de Madrid. Este barrio también es conocido como el barrio literario o barrio de las musas. Su origen se remonta al siglo XVI y XVII donde en esa época los ilustrados se reunían para dar cabida a sus ideas y muchos de ellos, escritores se ponían manos a la obra para escribir sus grandes obras. El Siglo de Oro tuvo su lugar de residencia en el barrio de las Letras de Madrid porque muchos de los grandes escritores españoles vivieron en este barrio, tales como Quevedo, Lope de Vega o Miguel de Cervantes.

Pero no solo el barrio de las Letras tiene cabida para los nombres literarios, sino que una provincia que pasa desapercibida normalmente como es Jaén, esta vez se posiciona como una de las más literarias con hasta 272 nombres de escritores en plazas y calles, solo superada por Sevilla y Granada.

Ahora bien, podemos pensar que cuando hablamos de callejeros literarios solo vamos a encontrar nombres de escritores, pero nos equivocamos. En ocasiones, las calles llevan el nombre de personajes literarios, algunos de los elegidos son Mariana Pineda o Don Quijote de la Mancha repartiéndose por toda la península el nombre de estos personajes por plazas y calles.  ¿Y tú? ¿Vives en un barrio literario? ¿Tu calle tiene un nombre de escritor o de personaje de novela?

Una editorial para los grandes best sellers de Reino Unido


En un tiempo en el que internet no era un medio accesible y que tan solo a través de las grandes recopilaciones de datos que hacían ciertas empresas o los propios gobiernos era como podíamos tener acceso a la información privilegiada solo para unos pocos. En este mismo tiempo o incluso antes, quienes hacían el negocio finalmente eran también quienes hacían sus propias recopilaciones. De ahí que una de las editoriales más importantes de Reino Unido, fuese además la encargada de hacer la lista de los mejores best sellers y casualidad o no luego era quienes los publicaba.

En el siglo XIX la editorial que predicaba a los cuatro vientos su papel sobresaliente sobre el resto de editoriales era Minerva Press, quien poseía los mejores títulos y los títulos más vendidos del mercado de la época. Si os hablamos de títulos como Los misterios de Udolfo ó Clermont ó El nigromante de la Selva Negra, seguro que muchos de vosotros como buenos amantes de la lectura conocéis de su existencia. Pero no os imaginabais que lo que tendrían en común era que una de sus primeras ediciones fuese publicada por Minerva Press y gracias a esto quizás se convirtieron en best sellers, ¿o fue al revés? ¿Los best sellers fueron la causa del éxito de Minerva Press?

Pero la trayectoria de la editorial Minerva Press no se acaba “simplemente” vendiendo best sellers, sino que podemos decir que es la antecesora de lo que son y han sido las novelas románticas, porque también publicaba novelas de amor para el público femenino. Pero además de los “títulos rosas” también se acercaban a los “títulos negros” adentrándose en muchas ocasiones en el género de misterio y de terror.

Otra de las características de Minerva Press que quizás te sorprenda era el ritmo de publicación que tenían, ya que era mucho más alto que ninguna editorial de la época y publicando prácticamente lo que se puede decir, libros masivamente en aquella época, porque había meses que incluso se alcanzaban los catorce títulos.