En todos los círculos culturales salen a relucir cada cierto tiempo las típicas conversaciones donde se habla de algún clásico y todo el mundo en la mesa afirma haberlo leído. Pero ¿cuántos de nosotros hemos leído realmente libros como “El Quijote”? 

Y cuando decimos leído nos referimos a la versión clásica, la oficial, la que no tiene dibujos ni está adaptada para los jóvenes que se preparan la Selectividad. Y es que, novelas como “El Quijote” suponen un reto hasta para el lector más empedernido por las diferencias del lenguaje y el uso de expresiones que se han perdido en el tiempo, haciendo que pasemos un buen rato intentando descifrar lo que pasa en los diálogos. 

Miguel de Cervantes, considerado como la máxima figura literaria española ostenta el título de haber escrito la mejor novela de todos los tiempos (incluyendo todos los idiomas conocidos). “El Quijote” rompió moldes en su época, creando su propio género y convirtiéndose en la primera novela moderna de su tiempo, lo que más tarde supuso que su influencia quedase patente en el resto de las obras coetáneas e incluso de siglos posteriores. 

Lo que muchos no saben es que “El Quijote” está dividido en dos partes y que son muy diferentes una de otra. La primera, que narra de forma burlesca la tradición caballeresca y las aventuras del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, muchas de las cuales terminan bastante mal y hacen que el lector sienta irremediablemente una gran simpatía por don Quijote, Sancho e incluso el maravilloso Rocinante.

La segunda parte es diferente, más seria y haciendo hincapié en diversos planos, resolviendo inverosimilitudes de la primera parte y donde encontramos a un don Quijote que comparte protagonismo con multitud de pequeñas historias que se entrelazan con la trama principal para distraer la atención del lector. 

“El Quijote” es una obra que se disfruta más cuanto más la lees y te paras a apreciar segundas lecturas. Es una novela que da lugar a multitud de interpretaciones y que es tan rica en matices que siempre descubres algo nuevo. Así que, si este verano te ves capaz, podrás decir con orgullo en tu próxima comida familiar que te has leído “El Quijote”, pero el de verdad.