dos novios con zapatillas de colores

Los cuentos de hadas en nuestra sociedad


Cuando pensamos en los cuentos de hadas o simplemente en los cuentos, simplemente acudimos a las historias que nos contaron de niños. Sin embargo, los cuentos de hadas impregnan muchas facetas de nuestra vida y siguen muy presentes, aunque no seamos conscientes de ello.

Cuando somos niños, los cuentos nos ayudan a acercarnos al mundo en el que nos tocará vivir. Si aún no somos capaces de leer, son los encargados de transportarnos a otros mundos, a otras realidades y sobre todo a la vida de otras personas a través simplemente de las palabras. Y con ellos aprendemos valores esenciales, valentía, engaño, tristeza, alegría, esperanza, etc. Aspectos inmateriales que intentamos ponerles nombre mediante los cuentos.

Sin embargo, cuando crecemos, cuando somos adultos los cuentos no desaparecen de nuestras vidas, porque han impregnado nuestra forma de entender el mundo y en nuestro subconsciente siguen actuando en cierto modo. Pero, además, encontramos que los cuentos de hadas también pueden ser para adultos, porque son muchos los escritores que se atreven con este género y nos lanzan historias que en muchas ocasiones nos dejan prácticamente con la boca abierta.

El bagaje con el que cuentan los propios cuentos es inmenso, siendo nuestros propios orígenes como civilización, los orígenes de las historias que se contaban para expresar sensaciones y por supuesto enseñanzas que se debían tener presentes. Todas estas historias evolucionaron hasta llegar a las manos de los Hermanos Grimm o Charles Perrault, los cuales nos demuestran que los cuentos no tienen por qué ser como algodón de azúcar, sino que en muchas ocasiones son brutales y violentos y que la realidad humana en todos sus extremos se puede plasmar en ellos.

A día de hoy hay corrientes que inciden en la necesidad de reinventar y actualizar los cuentos porque son muchos los valores que no querríamos trasladar a los más niños a través de estas historietas. Nosotros, podemos discernir entre lo que está bien o lo que está mal, pero las jóvenes mentes simplemente son como esponjas.

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