“El secreto de los nocturnos” sigue generando polémica y es que, considerada una novela histórica cargada de intriga, contiene muchos personajes reales y ficticios que van desarrollando el esclarecimiento de un asesinato de un alto cargo de la Iglesia, pero muchos lectores ponen en duda el trabajo de documentación por parte del autor o por lo menos, la interpretación que hace sobre varios acontecimientos del pasado.
Es evidente que existe una labor considerable de documentación por parte de Sergio Villanueva, ahora bien, lo que resaltamos de esta novela es que, la misma es capaz de generar curiosidad en el lector, la cual debería conllevar a que cada uno investigue por su cuenta sobre los hechos plasmados entre sus páginas.
Luego la interpretación que cada uno otorgue sobre los mismos es cuestión personal, pero no te dejes influenciar por las opiniones sobre este libro en Internet, ya que conseguirás una carga importante de opiniones personales sin ningún tipo de evidencia, argumento o documentación. Lo mejor sería que al terminar su lectura, busques información al respecto para que seas tú quien decidas si hay verdad o no en el contexto histórico.
La lectura de “El secreto de los nocturnos” es pausada y no permite leerla con prisa. También es cierto que confirme se acerca el desenlace final, el ritmo se acelera. Esto puede ser causa de falta de enganche para algunos lectores, sin embargo, te aseguramos que si eres una persona que disfrutas de la lectura sin importar su ritmo, entre las páginas de este libro encontrarás intriga y tensión en toda su extensión.
Mientras se descubren las causas del asesinato y su autor, “El secreto de los nocturnos” nos sitúa en el último periodo del reinado de Felipe II, centrándonos en la ciudad de Valencia, la cual gozaba de abundancia y popularidad gracias al volumen en la actividad cultural y comercial.
Un brutal asesinato. Una investigación a contrarreloj. Una ciudad hermética. Una incómoda verdad. Valencia, 1589. Un alto representante del clero y persona de confianza del Rey Felipe II encuentra la muerte entre las sombras silenciosas de la noche. La necesidad de taparlo y encontrar a los culpables provocará que las altas cúpulas de la Santa Inquisición recurran a un habitual colaborador, el padre Francisco Agustín Tárrega. Las capacidades analíticas y deductivas del padre Tárrega lo embarcarán, junto a sus pupilos de artes teatrales, Guillem de Castro y Lope de Vega, en la resolución de un misterio que sacará a la luz peligrosas intrigas que agitarán a las altas esferas del poder. Todo ello en el marco de una población y un tiempo en el que las diferentes culturas conviven con el miedo y la desconfianza. Una época en la que también la razón, la esperanza y la lógica escapaban de la férrea sombra católica en reuniones clandestinas y sociedades secretas.