Reconozco que conocí la historia de August por la película maravillosa de Julia Roberts pero, como suele pasar en la mayoría de ocasiones aunque la adaptación cinematográfica sea estupenda, el libro de “Wonder: La lección de August” sigue estando un paso por encima.

No me avergüenza reconocer que lloré con el final, es una historia dura que emociona pero que también genera mucha rabia e impotencia. En una generación en la que el bullying está más presente que nunca y en un tiempo en el que las redes sociales hacen que las personas no tengan refugio ni siquiera dentro de las paredes de su propia casa, la situación de August y su familia sobrecoge incluso a la persona más insensible. 

“Wonder: La lección de August” es una historia de superación personal, en la que el lector crecerá junto a un personaje que aprende a quererse a sí mismo y a aceptar que ser diferente no tiene por qué ser tan malo como el resto de la sociedad nos hace creer.

Un niño que se esconde tras un casco para tapar una malformación. Una hermana que lo quiere con locura pero que sufre las consecuencias de vivir con una persona a la que debe proteger y unos padres que se enfrentan a un dilema complicado y a situaciones que nos ponen los pelos de punta… Todos estos personajes se entrelazan para formar una de las historias más bonitas que leerás en bastante tiempo. 

En “Wonder: La lección de August” no encontrarás paja ni relleno. Cada frase esconde un significado demoledor que nos enseñará una lección de vida. Aprenderemos que la vida es mucho más que unas expectativas irreales y que disfrutar del día a día y apreciar lo que tenemos tiene un peso muy importante en nuestra satisfacción personal y nuestra felicidad. 

¿Crees que la historia de un niño no puede hacerte cambiar la forma en la que percibes a los demás?