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Con vistas al otoño, crea un acogedor rincón de lectura


El verano está casi finiquitado, en primavera nuestros rincones de lectura se trasladaban al exterior, porque estábamos pensado en épocas estivales donde poder leer en la piscina o en la playa. Sin embargo, es necesario que comencemos ese proceso de recogimiento para adaptarnos al fresquito que ya llega en la temporada de otoño. Por eso, tenemos puesta nuestra mirada en la estación donde los días se acortan y las hojas de los árboles comienzan a caer y así crear de nuevo un fantástico rincón de lectura.

Los rincones de lectura en casa

Efectivamente, debido a que esta época del año es más fresquita, debemos enfocarnos a crear rincones de lectura en casa. Podemos aprovechar un espacio dentro de nuestro salón o en un dormitorio que utilicemos poco. Nos podemos hacer con una estantería donde ordenar nuestros libros y simplemente colocar cojines o un buen sillón para sentirnos cómodos en el ratito de lectura que tengamos programado.

Además, es aconsejable elegir rincones donde estemos cerca de una ventana, para que los rayos del sol nos hagan más agradables esos momentos de esparcimiento con la lectura o simplemente podamos observar llover con una manta en las piernas y un buen libro entre las manos.

Los rincones de lectura fuera de casa

Aunque el otoño sea esa época en la que tengamos que comenzar a programar nuestra invernación, también nos regala días cargados de sol. Por eso podemos elegir un banco en el parque, en el que estando lo suficientemente abrigados podamos leer al sol.

También podemos optar por buscar una cafetería tranquila, donde sepamos que además de buen café podemos simplemente llevarnos un libro y abstraernos de todo lo que hay a nuestro alrededor, pero sin dejar de estar con gente. Esta sensación es maravillosa porque estando en un lugar en el que entra y sale gente, también estamos con nosotros mismos, leyendo y disfrutando de uno de nuestros placeres más sencillos, la lectura.

En el día del libro ¿Te consideras un verdadero amante de la lectura?


En este día 23 de abril, día del libro, es lógico que nos preguntemos si somos verdaderos amantes de la lectura. ¿Cómo se puede saber si somos unos auténticos amantes de la lectura? Hay varias características comunes entre todos los amantes de la lectura, porque todos nos dejamos llevar por la misma pasión y eso nos lleva en algunos casos a tener incluso “problemas”, somos tan defensores de la lectura y de la literatura que hay momentos en los que nos podemos sentir totalmente distintos al resto de mortales. ¿Nos acompañáis a descubrir cuáles son esas características que nos definen?

  • La gente nos suele decir que leemos mucho o incluso demasiado.

Pues sí, es un tendencia generalizada porque aquellos que somos amantes de la lectura en más de una ocasión hemos escuchado la típica frase de “no haces nada más que leer”, o “creo que esto es preocupante, lees demasiado” ¿pero y qué podemos hacer si dedicamos mucho tiempo a nuestra pasión?

  • Cuando vamos a viajar, no sabemos decidirnos por un libro en concreto.

Son tantos los libros que queremos leernos que cuando nos disponemos a emprender un largo viaje, no sabemos qué libro llevarnos con nosotros. Siempre dudamos si apostar por un libro ligero o por ese libro que tenemos tantas ganas en leer, pero  no dudamos en llevarnos un libro con nosotros.

  • Nos faltan horas de sueño por culpa de la lectura.

Venga, tenemos que aceptarlo, esas ojeras no son de estar de fiesta sino simplemente de haber estado hasta bien tarde leyendo ese libro tan interesante que hemos empezado. Quedarnos hasta altas horas de la noche leyendo es un tópico más que común entre los amantes de la lectura.

  • Dejamos a un lado otros placeres por el placer de la lectura.

Nos volvemos un poco huraños siendo lectores, porque si eres un auténtico amante de la lectura habrás cancelado alguna vez un plan por simplemente quedarte en casa leyendo. Además, rechazamos la compañía de los demás prefiriendo nuestro libro porque conseguimos aislarnos de todo y por tanto odiamos cuando alguien nos interrumpe en la lectura, ¿o no es así?

Libros electrónicos “anticuriosos”


Una vez nos hemos hecho a la idea de que en el mercado pueden haber tanto libros tradicionales como libros electrónicos, y que el boom que se suponía desterraría a los libros electrónicos está pasado, queremos analizar con vosotros una característica de los libros electrónicos que no nos termina de entusiasmar, pero por nuestro propio espíritu curioso.

Los libros electrónicos han sido criticados por muchas razones, porque no transmiten la misma calidez que un libro tradicional, o porque en ciertos casos la luminosidad de la pantalla no nos resulta cómoda, o simplemente porque hay quienes no se hacen a leer en la pantalla de un ordenador y siguen prefiriendo los libros tradicionales. Pero hoy, nosotros le hacemos una crítica que se puede suponer mínima, pero sin embargo a nosotros no nos entusiasma. Los libros electrónicos tienen una “protección anticuriosos”, porque viendo simplemente la cobertura del e-book no podeos interpretar de qué libro se trata y en muchas ocasiones ni si quiera tienen encabezado para poder fijarnos en el libro en el que está leyendo la persona que tenemos sentada al lado en el transporte público.

Para muchos de nosotros compartir nuestro espíritu de lectura es casi un placer y esperamos que en general el resto de lectores haga lo mismo y comparta con nosotros su entusiasmo por la lectura con simples gestos como leer en espacios públicos. Ahora bien, dentro de esa misma rutina, a quienes no estamos leyendo, nos gusta ver qué están leyendo los demás, sobre todo porque siempre estamos ávidos de consejos de lectura, incluso si estos son consejos indirectos (por simplemente tratarse del título de un libro que tiene otro lector).

Lo cierto es que para bien o para mal, los libros electrónicos nos protegen o nos impiden ser curiosos y guiarnos por las tendencias que otra gente lee o qué es lo que se lleva en el ámbito literario. Será cuestión de adaptarnos a esta nueva realidad, pero nosotros somos de los que seguimos prefiriendo saber qué es lo que lee ese chico o chica que se ha sentado en el banco de enfrente del parque.