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¿Libro digital o libro tradicional para los niños?


En  varias ocasiones hemos hablado de las preferencias a la hora de leer en libros digitales o libros de papel, hemos tratado esta perspectiva por ejemplo si se trataba de hombres o mujeres, o simplemente que prefiere el gran público, pero ¿qué prefieren los niños? ¿son más de libros digitales o de libros tradicionales?

La lógica nos llevaría a pensar que al tratarse de niños y estar más cercanos a las nuevas tecnologías que muchos adultos, preferirían los libros digitales, pero sin embargo, los niños suelen preferir los libros en papel a los libros digitales. Las razones son muchas, pero lo cierto es que esto nos lleva a entender que se trata de un toque de atención para las editoriales, porque los niños prefieren el libro en papel.

Los niños tienden a ver que a su alrededor la lectura se consume en papel, sus padres  los adultos que los rodean suelen leer en formatos tradicionales y las pantallas están más asociadas a los videojuegos o películas que a la lectura. Por otro lado, los niños, disfrutan con el hecho de poder ver hacer esa rutina de sacar libros prestados de bibliotecas y luego devolverlos, como si se tratase de un divertimento más el hecho de poder ir a las bibliotecas.

Por otro lado, es entendible que los niños prefieran el libro de papel al libro digital. Hace unas semanas hablábamos de que las novelas gráficas todavía no habían sido conquistadas por el libro tradicional, por lo que no es de extrañar que los cuentos ilustrados suelan preferirlos los niños en su formato tradicional de papel.

Inculcar la lectura a los niños desde pequeños es algo que se debe hacer para invertir en sus capacidades y en la cultura que puedan adquirir, por ello, conocer sus preferencias y atender a su capacidad de elegir a la hora de leer un libro en papel o un libro digital es un gran paso para incluirlos en este hábito tan maravilloso que es la lectura, ya sea en papel o digital.

El ejemplo en los libros, el ejemplo para aprender siendo niños


La tendencia de los libros que cuentan historias para ejemplificar es continua en las librerías. Podemos encontrar libros donde se cuentan situaciones que aunque son peculiares, son situaciones donde los protagonistas de los cuentos hacen cosas realmente cotidianas, como irse a la cama, ducharse o lavarse los dientes. Desde Nobel, como amantes de la literatura, nos preocupamos de la lectura de los más pequeños y hoy, os vamos a intentar acercar las razones por las cuáles este tipo de libro siempre tienen su cabida en las estanterías de las librerías.

Como hemos dicho, hay libros que escapan de las historias de fantasía, de ser cuentos de hadas, para ser simplemente cuentos de situaciones cotidianas. En realidad, estos libros entusiasman igualmente a los más pequeños aunque a nosotros nos parezcan comunes. ¿La razón? De alguna manera, el mundo está aún por descubrir por los niños y cualquier historia por muy mundana que parezca es sorprenderte para ellos.

Además, este tipo de libros tiene una parte didáctica ya que acercan a nuestros niños los modos de vida más normales, les enseñan las rutinas de una persona normal. Como todos sabemos, el ser humano aprende imitando, por lo que encontrar una historia de un personaje cercano a los pequeños y que también pueda ser imitable es un gran paso para los niños. Ellos aprenderán a través de la historias de estos cuentos, y haciendo parte de ellos cosas tan raras como serían ir a la escuela con algo pegado a la espalda, ¡una mochila! O descubrir la importancia de lavarse las manos antes de comer.

Nosotros los padres podemos contar con algunos aliados como los libros, para hacer entender y enseñar a los más pequeños, la normalidad que entrañan las situaciones más comunes del día a día. Estos libros los fascinarán, pero también los ayudarán a ser más flexibles y empáticos con los personajes que aparecen en sus libros y por tanto con las personas que los rodean y con las situaciones que viven.

‘CurArte con cuentos’: solidaridad en forma de libros para niños y jóvenes hospitalizados


Hace unos días leíamos una de esas buenas noticias que nos encantaría que se produjeran más a menudo: la Fundación CurArte y la editorial Penguin Random House distribuyeron 2.000 libros infantiles y juveniles por 25 hospitales españoles para fomentar la lectura entre niños y jóvenes ingresados y hacerles así más llevadera su estancia en el hospital.

La lectura es una forma maravillosa de desarrollar la imaginación y transportarnos a lugares diferentes, y por ello es una fantástica manera de entretener y hacer más agradables las situaciones difíciles por las que pasan los niños y jóvenes ingresados en hospitales, al mismo tiempo que les educa.

La distribución de libros infantiles y juveniles en los hospitales realizada por la Fundación CurArte y Penguin Random House forma parte del programa ‘CurArte con cuentos’, que se dedica a dotar con libros y mantener las bibliotecas en hospitalesPara esta acción solidaria, la editorial intentó adecuar al máximo los libros enviados a cada hospital, informándose previamente de las necesidades de cada uno, el número de camas y las edades de los niños.

La Fundación CurArte es una organización sin ánimo de lucro que tiene como principal objetivo mejorar la calidad de vida de los niños hospitalizados, ayudándoles a llevar mejor su enfermedad y a superarla. Y lo hace mediante la humanización de los entornos sanitarios, promocionando el juego, la creatividad y el arte. Además del programa ‘CurArte con libros’, esta organización lleva también a cabo otros programas, que desarrolla en una veintena de hospitales: ‘CurArte con el cole’, un programa de apoyo a las aulas hospitalarias; ‘CurArte como en casa’, que mejora los espacios físicos de hospitalización; ‘curArte jugando’, que promociona el juego creativo; ‘CurArte en el jardín’, que acondiciona los espacios al aire libre en hospitales; ‘CurArte con música’ y ‘CurArte de cine’.

Una admirable labor que ya ha recibido varios premios, y que intenta hacer más fáciles los momentos difíciles, consiguiendo llenar de sonrisas a aquellos que más lo necesitan.

Mucho descansar y poco trabajar


Hoy terminan las clases en numerosos colegios de nuestro país. Los chicos se merecen un buen descanso. Toca jugar, ir de campamento, a la playa, a la piscina, hacer deporte, un montón de actividades que, durante el periodo escolar, están más limitadas o incluso algunas, son imposibles de llevar a cabo, porque los estudios, son lo primero.

Durante estos dos próximos meses el orden de prioridades de nuestros pequeños, se invierte. El trabajo intelectual y la formación académica ya no ocupará la mayor parte de sus jornadas. Atrás quedan los rígidos horarios, las mochilas llenas de libros, los deberes y los exámenes.

Pero casi todos los especialistas recomiendan compaginar el ocio propio de la época con pequeños ratos de actividad intelectual. Algún cuadernillo de verano y unos momentos de lectura, favorecerán que el verano no haga estragos con los conocimientos adquiridos durante el invierno. Sobre todo con los más pequeños, en los que las nuevas habilidades y ‘sabidurías’ son  todavía endebles.

Muchos profesores confirman la gran diferencia de como comienzan los chicos el curso siguiente, dependiendo de si han practicado o no alguna actividad intelectual durante las vacaciones.  Exagerando yo he escuchado frases como: ‘Algunos no se acuerdan ni de como se coge el bolígrafo’.

Como somos conscientes de ello, nuestras franquicias que siempre tienen material especialmente pensado para los niños,  en verano no va a ser menos.

No se trata de estudiar, sino de leer. No se trata de hacer deberes, sino de repasar algunas de  esas cosas que los profes les enseñaron durante el año. No se trata de una una jornada lectiva de seis horas, sino de unos treinta minutillos por la mañana.

¡Buen verano para todos!