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¿Librerías 24 horas?


Quizás parezca una idea demasiado revolucionaria, o quizás muchos de vosotros consideráis que es innecesario este tipo de iniciativas, pero lo cierto es que desde países asiáticos nos llega esta tendencia de abrir las 24 horas, ya no solo supermercados o tiendas normales, sino también abrir librerías las 24 horas del día, los 7 días de la semana.

En cierto modo puede parecer una locura que simplemente se plantee esta idea, ya que parece que lo único que se está pretendiendo es incitar al consumismo sin escrúpulos, pero nada más lejos de la realidad. Como os comentábamos en otras entradas como la de “Dormir en una librería”, las ideas más innovadoras y diferentes son las que hacen que ciertos libreros se subrayen en el mercado librero.

 Los impulsores de esta tendencia de abrir las 24 horas del día las librerías tienen un objetivo claro y es dar cabida a todos aquellos lectores que son diferentes en sí mismos. No todos nosotros leemos durante el día, sino que muchos de nosotros devoramos libros durante la noche por lo que mantener abiertas las librerías a esas horas nos hace tener la oportunidad de seguir con nuestra pasión. Pero además, todos sabemos que las cosas más inusuales no tienen por qué ocurrir en las horas centrales del día, sino que normalmente intelectuales o artistas trabajan hasta altas horas de la noche, por lo que este tipo de espacios libreros abiertos hasta tan tarde, dan cabida a que se generen nuevos grupos de intelectuales y libres pensadores que simplemente no pueden dormir porque sus mentes les atormentan.

Lo cierto es que estas actividades que podemos determinarlas como distintas, tienen gran acogida entre el público lector, el cual se siente cómodo pudiendo acudir a una librería sea cual sea la hora del día, pero además sus hábitos de lectura cambian, puesto que eligen el poder sentarse en la librería con otros lectores a disfrutar de la que es su pasión más cotidiana, la lectura.

¿Nuevas ideas para nuevos tiempos? Quizás el mercado librero se haya de adaptar a nuevas tendencias venidas de cualquier parte del mundo.

Los mejores ambientes y la postura recomendada para la lectura


A todos nosotros nos encanta leer, una de nuestras pasiones es la lectura, por eso al ser una de las actividades con las que pasamos más tiempo hemos de cuidar esta rutina tanto en lo que se refiere al ambiente o el entorno en el que leemos como en la postura. Hoy, en el Espacio del lector nobel os vamos a dar una serie de consejos pero siempre seréis vosotros los que decidáis si os convienen o no.

En relación a los ambientes, hay que tener dos puntos muy en cuenta. Por un lado la luz y por otro el ruido de nuestro alrededor. Nuestra recomendación es que vuestro momento de lectura lo hagáis en lugares luminosos pero a la vez que resulten cálidos y agradables para la lectura, por eso os recomendamos sitios donde podáis leer sin forzar la vista y evitando sombras pronunciadas pero a la vez estén moderadamente iluminados. Respecto del ruido, la mayoría de los lectores prefieren espacios tranquilos, alejados de distracciones. Nuestro consejo también gira en torno a esa pauta porque consideramos que de esa manera podrás sumergirte de manera más cómoda en tu libro sin forzar tu atención y concentración.

La postura al leer cuando pasamos mucho tiempo leyendo, también ha de ser cuidada. Hemos de estar sentados en sitios cómodos, pero recordar que no debemos tener la cabeza muy gacha ni estar encorvados. Si te decides por leer en tu sofá, es mejor sentarte erguido y poner algo debajo de tu libro (un cojín o un pequeño atril) para que tu vista no se dirija siempre hacia abajo. Si lo que prefieres es leer tumbado, ten cuidado con no pasar mucho tiempo en una misma postura, porque comprobarás que tus brazos se entumecen sin lo haces boca arriba y si por el contrario lo haces boca abajo quien se resentirá será tu columna.

Queremos saber cuáles son vuestros lugares preferidos para leer y por qué, seguro que podéis dar buenas ideas a otros lectores y animarlos a leer más a menudo.

¿Quién lee más? ¿Hombres ó mujeres?


No, no os queremos proponer una guerra de sexos, ni tampoco queremos generar discusiones en casa, lo que hoy vamos a hacer en el Espacio del lector nobel es simplemente comentar cifras y encuestas generalistas sobre quien lee más. Sabemos perfectamente que las cifras no cuentan a la hora de establecer un perfil concreto, pero aún así resultan curiosas y por tanto dignas de comentar.

Se entiende que existe una cierta tendencia que determina que el género femenino se lanza con más entusiasmo a las estanterías, a las mujeres les gusta leer y en cierto modo lo demuestran  las demandas de las últimas publicaciones con más éxito. La novela romántica es un género muy solicitado y de alguna manera ha sido un género en el que las mujeres se han sentido cómodas leyendo, aunque la novela erótica también está muy de moda.

La pregunta podría ser ¿el lector o la lectora influye en el mercado o el mercado influye en los lectores? Las encuestas no solo hablan de quien lee más o quien lee menos, sino también de los gustos que suelen tener las mujeres y los hombres. Ellos suelen preferir los comics y los periódicos, mientras que ellas suelen preferir la novela y las revistas.

Ahora bien, hemos apuntado anteriormente que existe un ligero incremento en la demanda de la novela romántica, pero también es cierto que los gustos de los lectores se amplían, es decir los lectores eligen más allá de las opciones que las que se consideran como tradicionales. Las nuevas tecnologías y con ellas internet, hacen que los lectores tengan gustos más diversos y se interesen por las corrientes que se desarrollan incluso en otros países.

Sobre el formato, como hablábamos hace unas semanas, hay quienes prefieren el libro digital, pero en este caso es el bando masculino quien se decanta por las nuevas tecnologías a la hora de leer. ¿Y el lugar de lectura? Con las buenas temperaturas que se acercan muchos lectores prefieren hacerlo al aire libre y aquí si vemos que no hay apenas diferencia, el buen tiempo nos alegra a todos.

Dormir en una librería u otras formas de darle una vuelta al espacio librero


Todos en alguna ocasión hemos fantaseado con quedarnos encerrados en un hipermercado o simplemente en una tienda, para poder descubrir lo que en ese comercio se esconde. Pero muchos de nosotros como amantes de la lectura hemos tenido esa fantasía en una librería, donde tener toda una noche por delante y poder devorar cualquier libro que se nos ocurra. Una de las ideas que tuvo una famosa librería de Londres era ofrecer la posibilidad de pasar la noche dentro de la librería a algunos de sus clientes.

Desde Nobel llevamos varios meses dando ideas y compartiendo experiencias que se realizan en otros lugares del mundo para que vosotros los libreros podáis darle nuevos aires a vuestras librerías, podáis aportar nuevas perspectivas de lo que es el espacio del lector. Algunas ideas van desde reinventar el concepto de librería hasta dar cabida nuevas ideas y eventos relacionados con la cultura literaria. Por eso os queremos traer una idea realmente sorprendente, una idea para conectar con los lectores más apasionados.

Las iniciativas de abrir en horas no esperadas o de ofrecer nuestro servicio comercial cuando deberíamos estar cerrados siempre llaman la atención, son muchas las ciudades que ofrecen las llamadas “shopping night”, pero la idea que os traemos va un paso más allá. En este caso la librería de Londres decidió ofrecer a 10 lectores la posibilidad de pasar una noche completa entre sus estanterías, no abría para todo el público, sino solamente para estos 10 intrépidos lectores.

Aunque los lectores de la librería dispondrían de colchones hinchables y de sacos de dormir, muchos de ellos lo que harían no sería dormir, sino devorar todos esos libros que siempre quisieron, o incluso descubrir nuevos títulos que no conocían. Todo esto de manera distendida sin el bullicio de otros clientes y dependientes.

Sin duda se trata de una oportunidad inigualable y de una idea inspiradora, para que de nuevo le demos una vuelta al espacio librero y lo convirtamos en algo totalmente distinto.

Personajes literarios muy queridos por el público


Cuando conectamos con un libro ocurren cosas tan maravillosas como el  acostumbrarnos a que viva en nuestra imaginación el protagonista o el personaje de un libro. Como os hemos hablado en otras ocasiones, muchos de nosotros al ser amantes de la lectura hemos sufrido lo que se llama resaca de lectura. Pero hay un estadio más concreto aún que es el de echar de menos a un personaje concreto.

Es por esta razón, por la de echar de menos a un personaje por la que se habla generalmente de los persona literarios queridos por el “público lector”. Y curiosamente en todos los rankings o listas de personajes literarios queridos siempre suelen aparecer los mismos nombres.

Resalta muy a menudo el nombre de Harry Potter, JK Rowling nos ha hecho conectar con este personaje en cada uno de sus libros, pudiendo ponernos en su piel e incluso apreciando su peculiar modo de ver las cosas, con su miedos pero también con sus arranques heroicos. Y junto con Harry Potter, la otra protagonista femenina de esta saga, Hermione Granger, la cual es muy querida también entre los lectores.

De otra saga muy conocida también suena los nombres de algunos de sus personajes conocidos y son Los juegos del Hambre. Su protagonista Katniss Everdeen nos ha conquistado a muchos de nosotros, por su situación pero también por su valor. Junto a ella Peeta Mellark también suena entre los elegidos a personaje querido.

Fuera de las sagas de libros de fantasía, un nombre que siempre nos evoca una historia conmovedora y por tanto muy querida es el de la protagonista de Orgullo y Prejuicio, Elizabeth Bennet. No sabemos si la película protagonizada por Keira Knightley tendrá algo que ver con este acercamiento al personaje de esta novela de Jane Austen.

Por último, nos gustaría resaltar al personaje de Sherlock Holmes, que aunque no muchos de nosotros nos podamos identificar con él, sí que es cierto que nos despierta cierta simpatía y ternura por su inteligencia y suspicacia ante los pequeños detalles de la vida.

Y tú ¿tienes un personaje literario apreciado o querido? Compártelo con los lectores del Espacio Lector Nobel.

De librero a escritor


Pasar tanto tiempo en contacto con los libros y con la literatura hace que en muchas ocasiones sea el pequeño empujón que esas personas que quieren ser escritores realmente necesitan. Ya sea habiendo ejercido la profesión de librero o habiendo ejercido la profesión de bibliotecario, hay grandes nombres de la literatura que llaman la atención por haber sido con anterioridad libreros.

Como hemos dicho en muchas ocasiones, los libreros somos una especie concreta dentro del género de los lectores, somos amantes de la lectura empedernidos y eso nos hace llevar nuestra pasión hasta la vida profesional. No es raro por tanto que existan escritores que fueron en otra etapa de su vida libreros.

Uno de los nombres que llama la atención cuando hablamos sobre este tema es George Orwell. Durante una etapa de su vida, George Orwell desempeñó la profesión de librero compaginando su vida social, con su vida profesional de escritor, acaba entonces de publicar un conocido libro suyo “Sin blanca en París y Londres”.

Otro de los nombres que suena cuando se habla de la conexión entre libreros y escritores es  Jonathan Lethem, el cual siendo autor contemporáneo, inició su devoción por la literatura entre las estanterías de una librería para tiempo después dar el salto y ser parte misma de esas estanterías. Encontramos en la misma línea a la autora Emma Straub, esta escritora no solo escribía sino que además se encargaba de convencer a sus clientes de por qué comprar sus libros y los vendía ya dedicados, ¡todo un privilegio sin duda!

Sean librerías o sean bibliotecas, la cuestión es que las estanterías atraen a aquellos que son apasionados de la literatura, tanto es así que grandes nombres de la literatura como Jose Luis Borges, Stephen King o Lewis Caroll incluso los hermanos Grimm o Charles Perrault, se dedicaron durante alguna época de sus vidas a una de las partes menos comerciales de la literatura ejerciendo la profesión de bibliotecarios.

Los libros electrónicos y los amantes de la lectura


En muchas ocasiones hemos tratado el tema de los libros electrónicos frente a los libros tradicionales, los libros de papel. Parecía en un primer momento que la aparición de los libros electrónicos quitaría todo el protagonismo a los libros en formato papel, pero realmente vemos que existe un equilibrio bastante lógico en entre estos dos formatos de la literatura.

Los amantes de la lectura son lo que son, sea con libro electrónico o con libro tradicional. No nos suele importar la manera de leer, pero sí el qué leer, es decir, nos interesamos por la historia, pero no por el formato de la historia, (materialmente hablando). Además, ahora nos parece casi absurdo pensar que los libros electrónicos iban a provocar la desaparición del libro tradicional, porque ¿a caso suponen un riesgo las bibliotecas para la venta de libros?

La aparición de los libros electrónicos responde a la necesidad de nuestra sociedad de contar con otra parte de nuestra vida en formato virtual. Ahora bien, seguimos siendo una sociedad material, que aunque apreciemos la posibilidad de mantener una conversación a través del ordenador, también apreciamos la necesidad de ver a esa persona enfrente nuestra y poder tocarla. Lo mismo ocurre con los libros, ciertamente habrá libros que consumamos en su formato electrónico, pero aún nos parece ilógico el momento en el que por nuestro cumpleaños nos regalen una descarga de un libro en vez de un libro en su formato tradicional, aún necesitamos sentir las cosas como son.

Nuestra opinión, se orienta hacia esta tendencia, vemos que el pánico respecto de la desaparición del libro en formato papel no se ha materializado y realmente nos parece algo lejano que esto pueda ocurrir, al menos en la sociedad en la que vivimos hoy día. Las necesidades y los modos de vida cambiarán y no solo por la comodidad de tener un libro menos pesado en nuestras carteras será por lo que decidamos utilizar más a menudo el libro electrónico que el libro tradicional.

4 reglas de oro para los amantes de la lectura


En los círculos literarios se mueven las opiniones de aquellos que consideran que ciertas “conductas” llevadas a cabo por aquellos que se consideran amantes de la lectura han de ser señaladas como “sacrilegios”.  Sí, parece que estamos exagerando, pero nos gustaría conocer vuestra opinión sobre qué consideráis como una regla imprescindible a la hora de abordar la lectura de un libro.

#1: No se podrá preferir el libro a la película. Hace unas semanas os hacíamos esa pregunta de ¿Eres de libro o de película? Pues bien hay ciertos lectores que consideran que nunca, bajo ningún concepto se podrá considerar mejor la película al libro. Nosotros somos más tolerantes, pero si es cierto que como amantes acérrimos de la lectura, no podemos negar que esta nos cautiva más que una película basada en un libro, aunque siempre es interesante si nuestra visión de la historia ha coincidido con la del director.

#2: La inversión de tu dinero en libros siempre está justificada. Algunos dicen que comprar libros es un despilfarro sin sentido, esas personas se auto delatan como no amantes de la lectura, porque todos aquellos que apreciamos tener un libro entre las manos, sabemos que no hay mayor placer que saber que ese libro que tanto nos gustó está en nuestra estantería y siempre podremos acudir a él.

#3: Si conoces que un libro pertenece a una saga, evitarás siempre no empezar por el primero. Parece una idea ilógica, porque hay libros que aún estando conectados con su saga, son libros independientes. Ahora bien, muchos hablan de que no empezar una saga por el principio es como empezar la casa por el tejado, nunca captarás la idea del autor de la misma manera en la que él la quiso expresar.

#4: Al prestar un libro, has de hacerlo a través de la confianza. ¿A qué nos referimos con esto? A todos nos ha dolido en el alma haber dejado un libro con la esperanza de compartir esa historia que nos emocionó, para luego descubrir que nuestro libro nunca nos lo devolvieron. Por eso, un amante de los libros, no dejará un libro por quedar bien, sino porque confía en las manos en las que deposita su tesoro, su libro.

El romanticismo en los libros


Se acerca San Valentín y nos ponemos algo románticos, no lo hacemos por esa llamada de los corazones rojos por todas partes o por la plasticidad de las imágenes de parejas mirándose con ojos vidriosos. No, nosotros lo hacemos porque en cierto modo detrás de todo amante de la literatura hay una persona romántica a su manera, a la que le gusta la tranquilidad, los libros y el poder ponerse en la piel de otras personas a través de los personajes de los libros.

De esta manera, quizás podemos justificar un poco la existencia del propio “romanticismo-plástico”, el del amor sonrojado, entendiendo en primer lugar a los lectores. Quizás, quienes lean novelas románticas sean aquellos que se quieren acercar al amor, o al menos captarlo de otra manera, como lo hacen los “románticos-básicos” cuando cogen un libro al azar, sea de ciencia ficción o histórico, para conocer otras sensaciones.

Los libros por tanto, y como en muchas otras veces os hemos dicho, son la muestra de otras vidas, inventadas o no, reales o irreales, pero vidas, que al leerlas nosotros hacemos realidad dentro de nuestro propio cerebro, ahí es donde se encuentra el romanticismo de los libros. Porque los libros son capaces de transportarnos a cualquier situación, a cualquier universo posible y nos hacen capaces de entender otras realidades, otras personalidades que quizás de otra manera ni tan siquiera llegásemos a plantearnos.

Pero además, los libros consiguen algo más, y es lo que realmente hace romántica la cuestión, y es que cada uno de nosotros somos un poco más como somos por los libros que hemos leído, porque de alguna manera nos acompañan, los llevamos en nuestra mochila espiritual. Hacen que por ejemplo no veamos tan raro una situación del lejano oriente, porque nosotros quizás a través de un libro ya nos la hemos imaginado, o quizás, no consideramos que una persona sea excesivamente nerviosa, porque a través de las páginas de un libro hemos “conocido” a otras personas más nerviosas.

El romanticismo de los libros reside en su capacidad de crear nuestra propia realidad, nuestra propia forma de percibir el mundo, y vosotros ¿qué pensáis que puede ser el romanticismo en los libros?

¿Running o reading?


Diversos estudios científicos han demostrado que el cerebro humano consume energía y por tanto calorías simplemente pensando. Esta es una de las características que diferencian nuestro cerebro del de los animales, entre otras. Curiosamente, una de las actividades en las que nuestro cerebro más activo está es por ejemplo leyendo, ya que no se trata de una actividad pasiva como es ver la tele, en estos casos el consumo de energía de nuestro cuerpo aumenta.

Ahora bien ¿consumimos la misma cantidad o más calorías que haciendo una actividad física? La respuesta es negativa, desgraciadamente. Ciertamente resulta muy complicado cambiar nuestro libro por unas zapatillas de deporte cuando somos amantes acérrimos de la lectura. Algunos han intentado justificar que el movimiento de los ojos o simplemente los enlaces mentales de nuestras neuronas tienen gran importancia a la hora de quemar calorías, pero en realidad nos engañamos. Nuestra respuesta viene dada por Blackie Books, cuando nos cuentan que leer En busca del tiempo perdido equivaldría a 13 horas corriendo, por su parte, leer Los miserables, equivaldría a 6 horas y media corriendo y leernos Desayuno en Tiffany’s serían 38 minutos corriendo.

Una de las mejores opciones sería quizás el compaginar actividades deportivas o recreativas como salir a caminar o a correr un rato, para después coger nuestro libro con más ganas. No hay que olvidar que “mens sana in corpore sano” van de la mano y para conseguir el tándem perfecto con el que predicaban los romanos, hemos de no olvidar la importancia de la actividad física. Así que no debemos de pensar en running o reading, sino más bien running y reading.

Quizás llegue un día en el que los corredores no queden para correr, sino corran para quedar y leer. Sí, un tanto utópico, pero a muchos de nosotros nos encantaría poder compartir las delicias de la lectura con un grupo variopinto como es el de los runners.