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De trenes y de escritores viajeros


Los trenes tienen ese romanticismo del que en muchas ocasiones os hemos hablado aquí en el blog de Nobel, pero además sabemos de sobra que sirven de inspiración para muchos de los escritores de novelas, desde el conocido “Asesinato en el Orlean Express” hasta el actual libro de “La chica del Tren”.

Es tan fuerte la conexión de la literatura y los trenes, que nos sorprenden concursos españoles como el del “Certamen de relatos cortos: el tránsito, el viaje, el movimiento hasta un destino en un tren de cercanías”.

Ahora bien, dando un paso más allá, encontramos iniciativas como la estadounidense, donde su red de ferrocarriles nacional Amtrak ha decidido crear una línea concreta para escritores residentes, donde el traqueteo el tren y el ver pasar los árboles y casas a través de la ventana sea su inspiración. Podemos decir que todo comenzó como un deseo dicho en voz alta, pero sin embargo ese deseo fue escuchado por algún genio de la lámpara mágica de las redes sociales, consiguiendo que no solo un escritor expresase este deseo tan peculiar, sino que fuesen varios. Y la voz de muchos al final es escuchada, así la empresa de trenes Amtrak daba otra vuelta comercial a sus líneas de tren de larga distancia menos usadas, consiguiendo darles otro tipo de atractivo con lo que ellos llamaban los escritores residentes.

Entre estos escritores residentes, encontramos autores de todo tipo, desde fantasía y ciencia ficción hasta novela romántica. Parece ser que la idea de Snowpiecer ya no parece tan descabellada, sabiendo que en estos trenes, los escritores residentes dispondrán de una cama en el coche cama, donde podrán escribir y descansar durante el largo viaje por toda la geografía estadounidense.

Al fin y al cabo, las historias dentro de los trenes se mezclan, tal y como nos cuenta el ultimo anuncio de nuestra empresa de ferrocarriles española, por eso no dudamos que es un excelente combinación, la de literatura y tren, ya sea para escribir o ya sea para leer.

4 Casas-museo de 4 escritores españoles y franceses


Un  buen amante de los libros, en ocasiones también es un viajero curioso, por eso hoy, os traemos algunas sugerencias de rutas literarias en España y Francia, donde visitar las casas-museo de escritores clásicos. Sabemos que siempre resulta curioso ver dónde y en qué ambienten escribían los escritores que han marcado un antes y un después en la literatura. Por lo que, siendo en la geografía española, o siendo en la geografía francesa, te invitamos a descubrir por ti mismo el hogar de algunos escritores famosos.

Comenzamos por el norte, con la casa museo de Rosalía de Castro, en Galicia, concretamente en Padrón, un pueblo a unos veinte kilómetros de Santiago de Compostela. En esta casa podrás conocer la casa donde ella se crió y además encontrarás que se encuentra en perfecto estado de conservación. Si estas de visita por Galicia, te animamos a conocerla.

Una de las casas más vistosas para visitar es la casa del escritor francés Victor Hugo en París. Se trata de una de las más populares, puesto que el este autor se mudó en repitas ocasiones a lo largo de su vida. Ahora bien, en ella podrás encontrar estancias decoradas con recuerdos del escritor y de toda su familia, una espléndida oportunidad para conocer cómo era su vida.

Y nos vamos de la capital francesa, a la capital española para conocer la casa de Lope de Vega en Madrid. Aunque este escritor tiene también una casa museo en Alcalá de Henares, la casa de Madrid destaca por haber intentado representar cómo era la vida en el Siglo de Oro. Si te decides a visitarla, te recomendamos ir con reserva.

Ahora nos volvemos a trasladar a Francia, esta vez a  Amiens. En esta casa vivió el escritor Julio Verne durante una época de su vida. La casa destaca porque mantienen la distribución de las habitaciones y de los espacios de la casa como eran en la época en la que Julio Verne vivió allí con su esposa.

¿Alguna idea más para ponerte en marcha y conocer la casa de algún autor clásico? Seguro que si te has leído algún libro de estos autores, la curiosidad te llevará a intentar conocer el espacio donde vivían su día a día.

El romanticismo en los libros


Se acerca San Valentín y nos ponemos algo románticos, no lo hacemos por esa llamada de los corazones rojos por todas partes o por la plasticidad de las imágenes de parejas mirándose con ojos vidriosos. No, nosotros lo hacemos porque en cierto modo detrás de todo amante de la literatura hay una persona romántica a su manera, a la que le gusta la tranquilidad, los libros y el poder ponerse en la piel de otras personas a través de los personajes de los libros.

De esta manera, quizás podemos justificar un poco la existencia del propio “romanticismo-plástico”, el del amor sonrojado, entendiendo en primer lugar a los lectores. Quizás, quienes lean novelas románticas sean aquellos que se quieren acercar al amor, o al menos captarlo de otra manera, como lo hacen los “románticos-básicos” cuando cogen un libro al azar, sea de ciencia ficción o histórico, para conocer otras sensaciones.

Los libros por tanto, y como en muchas otras veces os hemos dicho, son la muestra de otras vidas, inventadas o no, reales o irreales, pero vidas, que al leerlas nosotros hacemos realidad dentro de nuestro propio cerebro, ahí es donde se encuentra el romanticismo de los libros. Porque los libros son capaces de transportarnos a cualquier situación, a cualquier universo posible y nos hacen capaces de entender otras realidades, otras personalidades que quizás de otra manera ni tan siquiera llegásemos a plantearnos.

Pero además, los libros consiguen algo más, y es lo que realmente hace romántica la cuestión, y es que cada uno de nosotros somos un poco más como somos por los libros que hemos leído, porque de alguna manera nos acompañan, los llevamos en nuestra mochila espiritual. Hacen que por ejemplo no veamos tan raro una situación del lejano oriente, porque nosotros quizás a través de un libro ya nos la hemos imaginado, o quizás, no consideramos que una persona sea excesivamente nerviosa, porque a través de las páginas de un libro hemos “conocido” a otras personas más nerviosas.

El romanticismo de los libros reside en su capacidad de crear nuestra propia realidad, nuestra propia forma de percibir el mundo, y vosotros ¿qué pensáis que puede ser el romanticismo en los libros?

¿Running o reading?


Diversos estudios científicos han demostrado que el cerebro humano consume energía y por tanto calorías simplemente pensando. Esta es una de las características que diferencian nuestro cerebro del de los animales, entre otras. Curiosamente, una de las actividades en las que nuestro cerebro más activo está es por ejemplo leyendo, ya que no se trata de una actividad pasiva como es ver la tele, en estos casos el consumo de energía de nuestro cuerpo aumenta.

Ahora bien ¿consumimos la misma cantidad o más calorías que haciendo una actividad física? La respuesta es negativa, desgraciadamente. Ciertamente resulta muy complicado cambiar nuestro libro por unas zapatillas de deporte cuando somos amantes acérrimos de la lectura. Algunos han intentado justificar que el movimiento de los ojos o simplemente los enlaces mentales de nuestras neuronas tienen gran importancia a la hora de quemar calorías, pero en realidad nos engañamos. Nuestra respuesta viene dada por Blackie Books, cuando nos cuentan que leer En busca del tiempo perdido equivaldría a 13 horas corriendo, por su parte, leer Los miserables, equivaldría a 6 horas y media corriendo y leernos Desayuno en Tiffany’s serían 38 minutos corriendo.

Una de las mejores opciones sería quizás el compaginar actividades deportivas o recreativas como salir a caminar o a correr un rato, para después coger nuestro libro con más ganas. No hay que olvidar que “mens sana in corpore sano” van de la mano y para conseguir el tándem perfecto con el que predicaban los romanos, hemos de no olvidar la importancia de la actividad física. Así que no debemos de pensar en running o reading, sino más bien running y reading.

Quizás llegue un día en el que los corredores no queden para correr, sino corran para quedar y leer. Sí, un tanto utópico, pero a muchos de nosotros nos encantaría poder compartir las delicias de la lectura con un grupo variopinto como es el de los runners.

Las recetas literarias, Como agua para chocolate


¿Sabías que en Como agua para chocolate representan al inicio de cada capítulo de la novela una receta diferente? Seguramente al leer la fantástica historia de esta familia mexicana, donde los fogones tienen gran importancia, se nos hará la boca agua. Por eso nosotros os traemos algunas de las recetas con las que se os abrirá el apetito o quizás os den alguna idea para recrear una cena temática con vuestros invitados.

Un buen plato, podrían ser codornices con pétalos de rosa. Su propio nombre ya nos hace pensar en cuál es el ingrediente verdaderamente remarcable, las rosas. Y será deshojando esas rosas, como se pichará la protagonista de este libro ¿cuál será la consecuencia de que sus dedos sangren para cocinar ese guiso de codornices y pétalos de rosa? Algo asombroso ocurrirá, pero lo más importante ¿a quién estas pensando tu deleitar con este plato? Codornices, castañas y rosas son los ingredientes principales que necesitas para esta receta.

Si nos decidimos por algo más dulce, tendremos dos opciones sacadas de este libro. Las tortas de nata o el llamado pastel de chabela. Ninguna de las dos recetas presenta gran complicación y seguro que harán las delicias de tus invitados. Las tortas de nata solo necesitarán de nata, huevos, canela y almíbar. Por su parte, el pastel de chabela tiene como ingredientes principales harina, huevos, azúcar y raspadura de limón.

Los fogones en esta novela están muy presentes porque serán el epicentro de la vida de una familia, donde el amor y la pasión han de ser reprimidos por la dura moral de la época. Nosotros seremos testigos de excepción de este tipo de vida, pero además también de las recetas más elaboradas de la gastronomía de la zona. Por lo que podremos trasladarnos a ese contexto hogareño, tan solo paladeando los platos representados en el libro de Como agua para el chocolate de Laura Esquivel.

Resaca de lectura, y eso ¿qué es?


Desde la lengua inglesa siempre nos llegan expresiones ¿cómo decirlo? diferentes. Esta vez nos sorprenden con una palabra que viene a significar resaca de lectura o book hangover. Podemos identificarla cuando tenemos esa necesidad de leer, pero nuestro libro ya se ha acabado.

Quizás lo has experimentado, quizás hayas terminado un libro que has leído de manera intensa durante días y días y de pronto, la historia termina ¿echas de menos a los personajes? ¿te gustaría volverte a sumergir en el contexto de la historia? Entonces estás sufriendo eso que los ingleses llaman resaca de lectura.

Dolor de cabeza, malestar general, nauseas, etc. Sí, esos son los síntomas de una resaca común, pero ¿cuáles son los síntomas de una resaca de lectura? Podemos decir que de alguna manera nos sentimos incompletos, vacíos por dentro, la última página del libro, la última frase no nos ha llenado sino que necesitamos más. Quizás tengas suerte y sea solo el comienzo de una trilogía o de una saga de libros.

Incluso algunos determinan que la resaca de libros también nos provoca un estado de desconcierto absoluto y ¿qué leo ahora? ¿me llenará realmente el próximo libro al que me enfrente? Son dudas que nos corroen porque sabemos que no podrá ser igual que el libro que acabamos de terminar.

Dando un paso más, nos veremos totalmente contaminados y no nos podremos deshacer de esa desazón, cuando de alguna manera utilicemos expresiones del libro que hemos terminado, cuando hagamos comparativas de nuestro día a día con situaciones del propio libro e incluso nos creamos alguno de los personajes. Estás totalmente ligado a esa historia, lo sabes perfectamente.

¿Posible terapia? Algunos recomiendan releer ese libro, pero puede no ser una buena idea, no te desligarás de él. Puedes quizás releer partes o quizás capítulos con los que más disfrutases, pero has de pasar página y nunca mejor dicho.

Postales literarias


Hoy, empezamos el mes de febrero con algo romántico pero no amoroso. No os traemos corazones ni una entrada plástica llena de rosa y rojo, no. Os traemos algo que consideramos realmente romántico dos facetas que ya se están perdiendo por el uso de las nuevas tecnologías,  el enviar postales y nuestra pasión, la lectura.

Las postales literarias son la mejor representación del espíritu de aquellos que se resignan a abrir su mundo de par en par a las nuevas tecnologías, porque por un lado conjugan el gusto por lo material y la pasión de la letra escrita sobre papel. Pero ¿Qué son realmente las postales literarias? Podemos definirlas como aquellas postales que en su parte ilustrada hacen referencia algún escritor u obra literaria.

Como decimos, las postales literarias pueden ser señaladas por recordar a un autor concreto. En este sentido suelen representar algún aspecto concreto de la vida de ese autor, o quizás una recopilación de sus obras. En el pequeño pueblo alemán de Weimar, por ejemplo, se comercializan postales de Johann Wolfgang von Goethe, en las cuales aparecen todas las mujeres que fueron parte de su vida ya que este tenía fama de ser un Don Juan.

En otras ocasiones, encontramos postales que hacen referencia a obras literarias concretas. Desde ilustraciones o escenografías concretas de esa obra o simplemente frases concretas de uno de los libros de ese autor. Es el caso por ejemplo de las conocidas postales del principito o de Alicia en el país de las maravillas.

Para nuestros lectores más viajeros, os sugerimos que la próxima vez que viajéis os llevéis además de un recuerdo de la ciudad, un pequeño trozo de la cultura de ese sitio. Siempre es una gran idea haceros con un libro del escritor más representativo de la ciudad, pero si queréis regalar algún detalle, qué mejor que hacerlo con algo relacionado con la cultura, una postal literaria seguro es un buena opción.

Dedicatorias de libros y otras formas de dejar huella


Como sabemos los escritores y autores de los libros suelen dedicar su obra a algún ser querido. En ocasiones coincide con esa persona que más les ha sufrido durante el proceso de creación de su novela, pero no son los únicos que dedican libros. Cuando nosotros regalamos libros, también se suelen dedicar, no a título propio como es obvio, pero sí porque somos nosotros los que hemos hecho que esa pieza de cultura se acerque a la realidad de la persona a la que regalamos.

El recorrido de una dedicatoria en un libro, puede llevarnos a no olvidar quién quien nos hizo ese regalo, por muchos años que pasen y por muchas veces que volvamos a las páginas de ese libro, podremos volver a evocar por qué ese libro se encuentra en nuestra estantería. Los más románticos nos dedicamos a buscar esas dedicatorias en los libros de segunda mano, para saber quizás algo más del primer dueño de ese libro.

Pero también existen otras formas de acompañar los libros, de regalarlos  con un poquito de nosotros. Una de las formas elegidas por ciertos lectores son los marca páginas. Sí hay gente que utiliza de marca páginas cualquier cosa, desde un ticket de la compra hasta una tarjeta de algún comercial; pero hay otro tipo de lectores que acompañan sus libros con el marca páginas que la persona hizo libro y marca páginas un tándem perfecto en aquel regalo. Y no solo utilizan el marca páginas para ese libro, sino que se puede convertir en su marca páginas en un imprescindible en la lectura.

Por eso, si regalas si regalas cultura a través de los libros, hazlo regalando con detalle, regalando con la intención de que te recuerden. Consigue que con la historia que se cuenta en la novela, también vaya tu propia historia, el por qué de ese libro, el por qué de esa dedicatoria y el por qué a esa persona.

David Bowie también recomendaba libros


Este mes nos dejaba el famoso cantante David Bowie y mucho se ha escrito estos días rememorándolo pero ¿sabías que Bowie también recomendaba libros? El artista estadounidense era un amante de la lectura y quizás acercándonos a su gusto literario podamos entender parte de la obra que nos ha dejado.

En una retrospectiva que se realizó en una exposición en Londres sobre el artista, se incluía una recopilación de libros que Bowie consideraba imprescindibles. Destaca sobre todo que David Bowie no eligiese libros más antiguos que de 1945, y que además muchos de ellos giren en torno a la época de los años 60 como “La última salida de Brooklyn” de Huberst Selby ó “Kafka Was The Rage: A Greenwich Village Memoir” de Anatole Broyard ¿coincidencias? Quizás nadie pueda ya responder a este interrogante.

De entre los libros seleccionados por Bowie destacan títulos como “A sangre fría” de Truman Capote, ó “Money: a Suicide Note” de Martins Amis. Pero quizás algunos de vosotros os quedáis con “Ruido de fondo” (White noise) de Don Delillo una obra de la literatura posmoderna que fascinó a Bowie.

A algunos de nosotros nos sonará “La naranja mecánica” de Anthony Burgess por haber sido luego película de éxito. ¿Alguno de vosotros sabía que la historia de la película se basaba en un libro? Pues precisamente era uno de los libros recomendados por Bowie.

De entre la lista, nos sorprende encontrar libros como “Gatopardo” por ser de un autor italiano como Giuseppe di Lampedusa. Pero a decir verdad Bowie recurría a menudo a los escritores italianos como Alberto Denti di Pirajno escritor de una obra señalada como imprescindible por David Bowie, “A Grave for a Dolphin”.

Las razones por las que David Bowie recomendaba estas novelas eran muy diferentes, pero lo que es cierto, es que estas novelas quizás nos acerquen un poco más a lo que era Bowie y más aún por qué era cómo nos hacía ver.

¿Eres de libro o de película?


Cine o literatura, en ambos casos hablamos de cultura, pero hay quien es más cinéfilo que amante de la literatura. ¿Las razones? Pueden ser muchas y quizás nosotros solo consigamos adelantaros algunas de ellas, pero de alguna manera el mundo se podría dividir entre los que prefieren el libro a la película, o los que prefieren la película al libro, pero todos ellos teniendo en común la cultura que desprende uno u otro medio.

¿Cuántas veces no has oído lo de “el libro mejor que la película”? Ciertos amantes de la lectura consideran casi un sacrilegio que un libro pueda ser interpretado y llevado a la gran pantalla. De alguna manera el hecho de ver que la película caracteriza los personajes o representa de una cierta manera las situaciones que se suceden en el libro, puede resultar una invasión a nuestra imaginación, porque se coarta la libertad de nuestra mente para imaginar a su antojo. Ahora bien, lo que realmente no entenderán nunca los amantes de los libros, es la razón por la cual simplemente se eliminan partes de la historia en el cine, obviamente el tiempo de la cinta es el argumento pero en ocasiones se preferiría que la película fuese en dos partes que se sucediesen los saltos “ilógicos” en la historia.

En la otra orilla nos encontramos a los cinéfilos, los cuales nunca van a dejar de argumentar cómo una película puede mantenerte el buen sabor de boca durante días habiéndola visto en tan solo un par de horas. Para los cinéfilos quizás el libro resultaría hasta tedioso, se trata de una inversión de tiempo muy grande, y en contra de los argumentos de los amantes literarios se podría decir que la cantidad de detalles aportados en una película es mucho más grande que la de los libros al tener que recrear escenas completas.

Lo cierto es que seas de libro o de película, podemos ver que muchos títulos de la gran pantalla se basan en historias creadas a partir de un libro. Por lo que de alguna manera ambos sectores tienen un beneficio recíproco en donde algunos libros alcanzan la fama gracias a las películas y las películas son realmente buenas por llevar detrás un guión basado en un libro.