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¿A los humanos nos gustan las tragedias?


Sean del tipo que sean, las tragedias nos gustan. Aunque intentamos huir de ellas para no deprimirnos, siempre acabamos volviendo a ellas y “disfrutando” de las tragedias. Aunque pueda parecer ilógico, las tragedias nos atraen, nos llaman la atención y sin quererlo nos dejamos llevar por ellas. ¿Las razones? Hay muchas teorías al respecto, pero hoy os vamos a hablar de por qué concretamente en el mundo literario nos dejamos llevar tanto por las tragedias.

Las tragedias se caracterizan por tener un protagonista, normalmente un héroe que por voluntad del autor no tiene una vida llena de facilidades, sino más bien está siempre acompañado de la desventura. En general en las tragedias nos acercamos al protagonista, llegamos a entenderlo y entonces cuando estamos conectados a su vida acaba cayendo. De ahí que las tragedias nos enganchen tanto porque en cierto modo hemos empatizado tanto con el personaje que nos sentimos identificados con él y por qué no decirlo, tenemos miedo a que nos pase lo que le sucede a él.

En las novelas en las que se representan tragedias suele haber una lucha constante y por eso en muchas ocasiones nos desgastamos nosotros mismos, queremos que realmente todo salga bien y que entre tanta desdicha, realmente haya una solución. Es lógico por tanto que nos mantengamos pegados a las tragedias y que incluso en ciertas ocasiones volvamos a buscar una tragedia en la que todo acabe arreglándose.

Otra teoría, más allá del miedo y de la pena que sentimos por el protagonista, nos habla de que las tragedias son uno de los géneros que más vivos nos hacen sentir, porque nos hacen llorar y nos hacen sentir rabia como si hubiese sido a nosotros a quien le hubiese ocurrido lo que en este caso le sucede al protagonista. Nos hacen desconectar totalmente para entrar en el mundo que se nos muestra tanta pena y tanta desgracia. En las tragedias encontramos la realidad más cruel, de ahí que resulte lógico que el realismo le guste al ser humano.

“Estereotipos” y clichés en las portadas de los libros


Seguro que muchos de vosotros habéis entrado en una librería y os habéis sorprendido por las diferentes portadas de los libros. Pues bien, hoy os venimos a hablar de las portadas de los libros porque como os hemos dicho en otras ocasiones, uno de los sentidos del que los humanos más nos fiamos es la vista, por tanto la atracción que sentimos cuando vemos una portada determinada hace mucho a la hora de querer conocer un determinado libro.

Frecuentemente nos encontramos con portadas de libros muy parecidas entre sí. Esto nos llama especialmente la atención, puesto que aún tratándose de libros totalmente distintos y que no formen parte de la misma serie ni de la misma saga, sí que tienen la misma imagen en su portada. ¿Las razones por las que ocurre esto? Son de lo más variadas y sin duda, algunas de ellas no os llamarán la atención porque incluso resultan lógicas.

Las imágenes de las portadas de los libros se reutilizan en base al éxito que hayan tenido previamente ciertos libros que llevasen concretamente esas portadas. Por lo que no nos debe extrañar encontrar libros con portadas muy similares en los que veamos la misma imagen con distinta perspectiva. Por ejemplo, muchos de vosotros recordaréis la polémica de que la portada de Falcó, el libro de Pérez Reverte apareciese con la portada que era prácticamente igual que la portada de hasta cinco novelas de detectives que actualmente se encontraban en el mercado.

La utilización de imágenes similares también obedece a razones de modas, ya que en ocasiones para representar ciertos géneros se utilizan figuras similares como es el caso de los libros de vampiros o en las novelas románticas con connotaciones eróticas. Se utilizan los mismos recursos a la hora de representar un género.

A la hora de adquirir un libro no solo nos fijamos en sus críticas o en el resumen de este libro, sino que muchas veces nos fiamos por la primera impresión que nos da ese libro a través de su portada. De ahí que se pueda considerar incluso engañoso el hecho de que en ciertas ocasiones los libros tengan la misma portada.

Auto-regalarse sin remordimientos


Sin duda, hoy es un día en el que muchos de nosotros nos hemos levantado con ilusión, esperando encontrar debajo del árbol o escondido por casa el regalo que tanto esperábamos. Sin embargo, aunque los Reyes Magos hayan leído nuestra carta o quizás ya supiesen por sus pajes qué esperábamos en este día de Reyes, no han tenido por qué acertar. Al fin y al cabo son muchos los regalos que tienen que hacer en estos días y no siempre dan en la tecla y a ti te falten un par de títulos de libros que esperabas o un regalo literario que pensabas haber incluido en tu lista de deseos. De ahí que nazca un sentimiento asociado a la desilusión, pero que en realidad se puede contrarrestar con un auto-regalo.

Hay quienes después de estas fiestas y de haber recibido tantos regalos, piensan que es ilógico auto-regalarse, y surgen los remordimientos. Sin embargo, si esperamos realmente un regalo y luego sin embargo no nos encontramos con él la desilusión es grande, por lo que auto-regalarse y darnos un capricho después de haber regalado tanto, puede ser toda una experiencia.

Regalar libros, es regalar cultura, por lo que debemos pensar que no reglarnos ese libro puede incluso menoscabar nuestro crecimiento intelectual. Quien mejor que nosotros va a saber cuánto nos apetece tener ese libro y las razones por las que es ese libro en concreto y no cualquier otro. Dejarnos auto-regalar en estos casos es todo un acierto y no nos favorecemos solo a nosotros mismos, sino que conseguimos estar algo más en paz con quienes están a nuestro alrededor y quizás no han sabido dar en el clavo con nuestro regalo estas navidades.

Auto-regalarse sin remordimientos es poder auto-regalarte un libro y disfrutarlo con la misma ilusión como si te lo hubiesen regalado. ¿Cuáles son tus razones para que tu pequeño “Pepito Grillo” te desaconseje auto-regalarte? Seguro que consigues darle la vuelta a la tortilla y encontrar una buena razón, porque con los libros siempre nos sobran las razones para disfrutar.

Inspiración literaria


Los comienzos de año siempre vienen cargados de propósitos y hay quienes consideran que el conseguir la inspiración necesaria para escribir un libro o un relato es algo que se debe de encuadrar dentro de los propósitos de este 2017. Estos “quienes” son los escritores, esos que nos hacen vibrar con las historias y con los relatos que nos cuentan en cada una de sus novelas. Pero la inspiración literaria es más compleja de lo que podemos pensar.

Tener el don o la capacidad de escribir bien no tiene por qué significar que la inspiración nos acompañe, de hecho en muchas ocasiones los escritores se frustran precisamente por el hecho de no ser capaces de explotar su capacidad escribiendo algo a través de la inspiración literaria. Hay escritores que con el tiempo saben canalizar las vivencias de su propio día a día a para conseguir buenas historias, pero sin embargo hay quienes son tan afortunados de toparse con una idea sin apenas esforzarse.

La inspiración literaria dicen que varía mucho de un género a otro. Por ejemplo, el género histórico suele ser un género al que recurren muchos escritores y suelen salir airosos al enfrentarse a él, porque requiere más bien de capacidad investigadora, que de capacidad imaginativa. Sin embargo, por su parte, el género de fantasía requiere de grandes dotes de imaginación, porque no se puede “tirar de archivo” para conseguir ideas, sino que es nuestra propia mente es la que va generando tanto el mundo en el que nos ubicaremos como los personajes que conoceremos.

Ahora bien, debemos distinguir entre tener inspiración y ser originales, porque no todo el mundo que consigue alcanzar la inspiración, consigue ser original y destacar. La inspiración unida a la capacidad de relatar y de escribir, hacen que nos encontremos con historias magníficas que se podrán convertir incluso en clásicos de la literatura, pero sin embargo otras ideas e historias quedarán en el olvido. De una manera u otra, lo cierto es que “las musas te deben pillar trabajando”, así que no hay nada como ponerse manos a la obra y ejercitar nuestras destrezas.

Fotonovelas, las grandes olvidadas


Hoy día de los inocentes, volvemos muchos de nosotros a una época en la que éramos algo más inocentes, una época en la que disfrutábamos de algunos libros y publicaciones que sin duda ahora pensamos que son o eran mejores que las actuales, es decir, merecían más la pena. Será que siempre lo pasado parece un tiempo mejor. Hoy queremos rescatar de nuestra memoria las fotonovelas, esa mezcla entre libro, revista y álbum fotográfico.

Quizás algunos de vosotros, siendo jóvenes amantes de la lectura no habéis conocido de primera mano las fotonovelas y lo que a estas acompañaban, por lo que ¿qué eran las fotonovelas? Se podrían decir que eran los cómics fotográficos de la época, se trataban de narraciones fotográficas, es decir, una serie de fotografías colocadas en viñetas acompañadas de una narración.

Las fotonovelas apenas si aparecen ya en nuestras librerías, pero eran prácticamente una obra de arte, una mezcla entre el cómic e incluso el cine. Como decimos, la estructura del cómic era utilizada en muchas ocasiones para crear la fotonovela, se utilizaban no solo las viñetas, sino también los bocadillos tan típicos de las cómicas. Por su parte, las fotonovelas bebían del estilo del cine desde el momento en el que se conjugaban distintos planos para conseguir que los personajes se viesen de una determinada manera u otra.

En un tiempo como el nuestro, donde las fotos son algo realmente común, donde todo el mundo puede hacerse una foto, resulta quizás ilógico el poder apreciar las fotonovelas, un género romántico y algo olvidado ya tanto por las editoriales y por los lectores. Las fotonovelas nos entretenían, llegaban para quedarse con nosotros y para ser leídas y releídas, con sus páginas y su papel de revista, para que pudiésemos disfrutar de la moda de sus personajes. Las fotonovelas son las grandes olvidadas y casi a la par convivían las fotonovelas con las radionovelas, todo eran historias y entramados de personajes para hacernos vibrar ¿recuerdas aún cuál era tu fotonovela preferida?

No solo las estrellas del rock mueren jóvenes, también los escritores


La fama de morir joven siempre es atribuida a las estrellas de rock. Lo cierto es que son muchos los cantantes famosos que han muerto jóvenes, incluso hay rankings en los que se comparan las edades. Sin embargo hay también muchos escritores que han muerto demasiado jóvenes y nosotros como curiosos y amantes de la lectura que somos, nos hemos propuesto hacer una pequeña recopilación, en este caso, de las estrellas literarias que murieron demasiado jóvenes.

Comenzaremos con un plato fuerte, ¿sabes quién escribió Cumbres Borrascosas? La novela cumbre de Emily Brontë fue una de las únicas que pudo escribir porque murió con tan solo 30 años debido a la tuberculosis. Dando un paso más allá, ¿os imagináis todo lo que podría haber escrito sino hubiese muerto? Porque precisamente su obra más importante fue inigualable ¿hubiese sido una escritora de una sola novela?

Otro de los escritores que a todos nos sorprende su muerte prematura es John Kennedy Toole. Quizá muchos de vosotros nos sepáis quién es, pero sin embargo, si os hablamos de La conjura de los necios, seguro que ya os suena algo más. Por desgracia este escritor no murió por causas na0urales sino que se suicidó, ironías de la vida porque la que él consideraba su obra maestra, La conjura de los necios, no era publicada. No pudo vivir el éxito ni la fama, porque una vez su novela fue publicada ganó hasta un premio Pulitzer. La cruel pregunta es ¿necesitó convertirse en leyenda para que su obra llegase al mundo?

Y por último, Vuelva usted mañana, o quizás no, el autor del artículo que muchos de nosotros hemos trabajado en el instituto y que a día de hoy sigue siendo atemporal en España, Mariano J. Larra murió por mal de amores, pero de un pistoletazo.

Sea del gremio que sea, sea cantante o sea escritor ¿parece que para ser leyenda hay que morir joven? Quizás ser romántico y vivir con ello quizás signifique algo más que defender un ideal de vida.

La conexión de Wes Anderson con la literatura


Un conocido director que a todos divierte es Wes Anderson pero además de tener un gran abanico de películas muy laureadas por el público y por la crítica, este escritor nos interesa porque tiene una conexión que parece casi natural con la literatura y es que en muchas de sus películas aparecen referencias a libros y obras literarias que incluso en ciertas ocasiones vertebran las historias de los personajes de sus películas. Se podría decir que incluso los libros tienen un papel casi tan importante como los mismos protagonistas ¿te atreves a descubrir a qué libros nos referimos?

Si eres un amante de las películas de Wes Anderson sin duda te encantaría contar con una pequeña colección en la que se incluyesen los libros de las películas de este director. Aunque ya te avisamos que algunos de ellos son imaginarios, pero sin duda hacen que la historia de la película cobre más sentido, como el libro de The Grand Budapest.

Las películas de este director crea la relación con los libros a través de sus personajes, porque son ellos los que leen, los que han escrito o incluso los que aparecen en esos libros. Leyendo con ellos mismos, leyendo para otros en voz alta o quizás leyendo para conocer otras realidades, los libros de las películas de WesAnderson nos entusiasmarían sin fuesen realidad. Además muchos de sus personajes se convierten incluso en los narradores de esos libros ¿os imagináis lo magnífico que sería encontrarnos con uno de estos libros y poder escuchar en nuestra cabeza los protagonistas de las películas contándonos los libros?

Como vemos la conexión del séptimo arte y la literatura no solo viene dada por la inspiración de los libros a la hora de recrear historias que en estos aparecen, sino más también en crear historias basadas en la propia naturaleza y razón de ser de los libros. Wes Anderson hace gala de esta realidad en sus películas desde que toma como eje de sus historias la existencia de un libro sea o no sea irreal.

¿Y si descubriésemos que todas las novelas son iguales?


Hay una teoría que determina que todas las novelas son iguales, o que al menos existen 6 tipos de novelas que se pueden repetir una y otra vez y aparecer de manera distinta en diferentes novelas. Quizás algunos de vosotros estéis pensando en los géneros literarios existentes y discrepéis a la hora de afirmar que existen solo seis tipos de historias, pero nosotros vamos más allá, porque no os hablamos de géneros sino de tramas.

En la teoría que hoy os queremos acercar, las novelas se encuadran en tipos, como podríamos decir que hay un número determinado de personas o de perfiles y que todas las personas podrían encajar en estos tipos. Pues bien, los tipos de novelas de los que os hablamos giran en torno a diferentes ideas y estas se repiten en las novelas aunque lo hacen con diferentes matices, perspectivas, personajes y contextos, pero siempre teniendo los mismos trazos.

Uno de los temas en los que estos tipos de novelas se configuran es en torno a la idea de la riqueza, por un lado encontramos las historias de personas que se convierten en ricos siendo pobres, y al contrario, historias de personas que siendo ricas acaban siendo pobres. Por otro lado están las historias que depende de la cadencia de la historia, o de la situación del protagonista, por lo que encontramos las historias de subida a caída, o de caída a subida y luego las que directamente intercalan una subida, después una caída y luego una nueva subida y por último las que trataría de una caída, después una subida y por último de nuevo una caída.

Dentro de estos esquemas suelen encuadrarse todas las historias, no solo las de las novelas, sino las historias más cortas de los cuentos. En cierto modo resulta una teoría interesante la de los seis tipos de historias porque podría explicar por qué la gente busca un tipo de novela más allá del género o qué tipo de novela encaja más con una personalidad o un determinado momento de la vida de la persona.

¿Conoces las novelas chick-lit?


Las novelas chick-lit están de moda, seguro que algunas de ellas han llegado hasta vuestras manos, pero nunca habríais dicho que se tratan de novelas de este género, sin embargo está más presente de lo que imagináis. Las novelas chick-lit son un subgénero de la novela romántica y se caracteriza principalmente por estar dirigido a mujeres trabajadoras rondando los treinta años y que suelen estar solteras y que ven la vida con humor y con un realismo desenfadado.

En este sentido, las novelas chick-lit suelen triunfar por su frescura y por ser un género que trata distintos puntos de vista con humor. En estas novelas se suelen tratar ciertos temas tabú, es decir, temas controvertidos que no suelen tratarse en las novelas tradicionales. En cierto modo, se suelen concebir como pequeños espacios de confesión para aquellas mujeres que no podrían encontrar otros espacios parecidos en otros géneros.

Estas novelas chick-lit, a pesar de estar dentro del género de la novela romántica, se alejan de las novelas tradicionales de este género, porque no nos encontraremos con damas en apuros que han de ser salvadas y tan solo esperan encontrar el amor. No, las mujeres que encontramos en estas novelas se describen e incluso se autodescriben como mujeres trabajadoras, que se quieren a sí mismas y que aun queriendo encontrar el amor, no es su mayor problema, sino que el estrés laboral y su propia estabilidad también tienen gran sentido e importancia.

Otra de las razones por las que las novelas chick-lit triunfan, además de por tratar temas actuales para mujeres de hoy día, es por el tono que se utilizan en estas novelas. Las cuales buscan un tono divertido, de humor e incluso en ocasiones irreverente.

Sin duda las novelas chick-lit se seguirán desarrollando, debido en parte al propio cambio de rumbo que la vida de las mujeres de hoy día está dando. Ciertas editoriales se están animando incluso a publicar novelas chick-lit para adolescentes, como las teen-lit, por lo que el publico de estas novelas puede verse ampliado con otras perspectivas.

Esos libros que nos arrancan “solo una página más”


Todos hemos oído la típica frase de “solo cinco minutos más” cuando nos han o hemos despertado a alguien, pero ¿a cuántos de vosotros como amantes de la lectura no os ha venido a la mente un “solo una página más “, cuando en realidad tendríais que dormir? Somos muchos los que nos quedamos pegados a los libros, los que nos quedamos tan enganchados a ciertas novelas que no sabemos parar de leer,  hoy os contamos por qué nos ocurre esto y cómo podéis evitarlo.

Los libros nos atrapan, con ellos somos capaces de abstraernos y prácticamente vivir en otros mundos, de ahí que sin duda no queramos despegarnos de las páginas de los libros, porque en ellos creamos a nuestro antojo e imaginamos sin necesidad de prestar atención a todo lo que tenemos alrededor. Pero esto, como vemos puede tener su parte negativa, cuando esta conexión tan directa con los libros nos lleva a incluso no dormir. Sabemos que cuando empiezas una página más, después de esta vendrá otra y otra. Sin embargo ¿sabías que puedes ponerte tus propios límites? Una de las ideas que puedes tener en cuenta es cumplir hitos, hay quienes se proponen leer determinado número de páginas y otros que por el contrario simplemente se proponen leer por capítulos, por lo que les es indiferente el número de páginas tanto para mucho como para poco.

No dormir por la lectura es un vicio que pasa factura, sobre todo al día siguiente, cuando te acabas cuestionando por qué te dejaste llevar por el “solo una hoja más” que te lleva a pedir “solo cinco minutos más”. Cerrar un libro es una de las tareas más complicadas para los amantes de la lectura porque quieren y necesitan de la lectura y poder sentirse parte de esa novela para seguir adelante durante el día, casi como si se tratase de una droga. Las ojeras de lectura son uno de los distintivos más ilógicos de los amantes de la lectura.